HOGUERAS
La máscara que emula el rostro de Guy Fawkes, famosa porque la usa V en V for Vendetta, se ha transformado en un símbolo de las protestas en contra de los excesos y las injusticias cometidas por el poder político y económico a nivel mundial. El 5 de noviembre de 2014 miles personas formaron parte la Marcha del Millón de Máscaras en Londres, convocada por el grupo de activistas Anonymous (cuya insignia es la careta de V). En ella convergieron partidarios de causas diversas, como los movimientos anti capitalismo y pro Palestina. Varios de los asistentes portaban la máscara de V: era la Noche de Guy Fawkes.
El 5 de noviembre, o el Día de la Traición de la Pólvora, se anuncia semanas antes. Durante los últimos días de octubre y los primeros de noviembre escuché la explosión de cuetes todas las noches. El miércoles, mientras iba al súper, vi las luces de fuegos pirotécnicos resplandecer y estrellarse en el prematuro cielo oscuro de Oxford, era 5 de noviembre.
Cada año, en Gran Bretaña, esa noche se conmemora el fallido atentado contra el estado inglés en 1605. En esa fecha un integrante de la Conspiración de la Pólvora, Guy Fawkes, fue arrestado mientras cuidaba los explosivos que los conspiradores habían colocado debajo de la Casa de los Lores, que es la cámara alta del parlamento inglés, para destruirla. Por las circunstancias de su arresto, Fawkes inspiró tanto la creación de V como de su careta. Sin embargo, su fortuna en las protestas actuales se debe a la novela gráfica escrita por Alan Moore e ilustrada por David Lloyd y a su posterior adaptación cinematográfica. De ahí que, el 8 de noviembre de 2014, esa máscara apareciera en la ciudad de México durante una marcha para exigir no sólo la presentación con vida de los cuarenta y tres estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos hace más de un mes, sino también para manifestar el hartazgo y la rabia ante la indolencia y el hastío con el que han actuado las autoridades para dilucidar los miles de casos de personas desaparecidas en mi país.
La Conspiración de la Pólvora estaba formada por ingleses católicos que querían asesinar al rey James I, a los lores y restaurar el catolicismo en su país. Para festejar su fracaso y que el monarca estaba vivo, fueron encendidas hogueras alrededor de Londres. Al año siguiente del atentado, en 1606, se decretó que el 5 de noviembre sería un día de agradecimiento público por el atentado frustrado, dicha celebración oficial se mantuvo hasta 1859. Durante el transcurso de los años la pirotecnia se incorporó a la conmemoración, así como la quema de efigies de personas reconocidas y odiadas, al principio fue la figura del Papa o la del propio Fawkes, más recientemente se quemaron figuras de Margaret Thatcher
La Noche de Guy Fawkes se ha transformado en la Noche de la Hoguera y los Juegos Artificiales. En varios lugares la celebración por la continuidad de la monarquía y el anti catolicismo ha sido desplazada por un evento social, cuya atracción principal es un espectáculo de pirotecnia y el encendido y quema de una hoguera bastante grande. En Oxford, aunque el 5 de noviembre hubo algunos fuegos pirotécnicos, los eventos principales se realizaron el sábado 8. Yo asistí a la Exhibición de Caridad Anual de Fuegos Artificiales, organizada por The Oxford Round Table. Un grupo de voluntarios que colectan dinero, ayudan directamente a las organizaciones de caridad locales y, también, realizan eventos para ellas.
El lugar de la exhibición fue South Park, que es un parque muy extenso. Si bien la atracción principal era la pirotecnia, dentro del parque había juegos mecánicos, como carritos chocones y un carrusel, puestos de comida, principalmente de hamburguesas y uno de pizzas (que fue mi salvación porque no como carne roja). Hubo música y un escenario con eventos en vivo a cargo de una radiodifusora local, además de una carpa donde se vendía vino y cerveza artesanal, esta última estaba muy barata para estándares británicos (2 libras esterlinas, o sea 46 pesos mexicanos, por un vaso grande) y se notó. Vi varios jóvenes bebiendo como si regalaran la cerveza.
Los fuegos artificiales no me defraudaron, pero la pirotecnia es lo mismo aquí que en China; lo cierto es que si las centellantes luces multicolores que salpicaban el cielo me produjeron asombro, mayor fue al escuchar el coro de cientos de personas pronunciar “ah”, “oh”, después de cada explosión. Me sentí uno de los aliens verdecitos de Toy Story. Hubo un momento maravilloso en que el coro fue consciente de sí mismo y a cada interjección le seguía una carcajada.
Al terminar el espectáculo de fuegos pirotécnicos comenzó a arder la hoguera. Qué inocuo parece el fuego visto de lejos. Horas después, en mi país, durante la marcha algunas personas intentaron prender fuego a la puerta de Palacio Nacional. Se presume que fueron infiltrados. La hoguera en South Park fue planeada, el área estaba cercada para que nadie se acercara más de treinta metros y había elementos de seguridad preparados para cualquier imprevisto. No se percibía ningún olor. En cambio, en mi país por varios años la dignidad y la justicia se han estado quemando y huelen mal, pero nos hemos tapado la nariz, a riesgo de asfixiarnos. México es una hoguera fuera de control.
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