Kurt Cobain se quejaba, y con razón, de que Los Beatles habían dejado muy poco margen de acción a todas las demás bandas. Consagrados como el grupo más influyente en la historia del rock, los británicos no sólo abrieron nuevos caminos: se encargaron de prepararlos para el tránsito que llegaría después de ellos. Conciertos en estadios, álbumes dobles, booklets con letras de las canciones, portadas artísticas, grabaciones al revés, supuestos mensajes ocultos…
Pocos grupos poseen tantos referentes que forman parte de la cultura popular: un álbum blanco, un sargento Pimienta, un submarino amarillo y un concierto en la azotea.
Hoy se cumplen 50 años de la última actuación en vivo de los fab four en sus oficinas de la calle de Savile Row número 3, en el centro de Londres.
La idea original era presentarse en un escenario único, como las ruinas de una ciudad antigua o en lo alto de una montaña. La filmación de la película Let It Be, que muestra el proceso de creación del disco homónimo, es un documental que registra el deterioro de la banda, las fricciones inocultables y los estragos de ser beatles. Además, es la mayor contribución a la mala fama de Yoko Ono.
Cansados de estar encerrados en los estudios, cercados por cámaras y camarógrafos, el 30 de enero de 1969 subieron al techo para aventarse un palomazo y darle fin a la película, al disco y a su carrera.
Interpretaron 6 canciones: Get Back (que tocaron tres veces y con la que cerraron el “concierto”), Don’t Let Me Down (2), I´ve Got a Feeling, One After 909 y Dig a Pony.
Es muy probable que el público reunido en la azotea haya sido uno de los más escasos en toda su carrera. En las tomas se pueden contar unas 15 o 20 personas, la mayoría empleados de Apple, quienes no imaginaban que el fin de Los Beatles estaba cerca, ni tampoco que atestiguaban la despedida más famosa en la historia del rock.
Ni siquiera John, Paul, George y Ringo eran conscientes del todo. Tan es así que, reconociendo que Let It Be era un disco malo, volvieron al estudio para terminar su carrera dignamente con Abbey Road, en mi opinión su mejor trabajo.
Anticlimático en comparación con el resto de su carrera, el concierto en la azotea los mostró más humanos que nunca: como cuatro jóvenes (Lennon tenía apenas 28 años) informales, con frío, entre cables enmarañados… incluso la batería de Ringo está desnuda, sin el famoso parche con el nombre del grupo, dejando al descubierto un cobertor rojo a manera de contrapeso.
Cobain tenía razón: desde hace 50 años no importa cómo se despidan las demás bandas. Nada se compara a la azotea de Los Beatles.