Por lo mismo, para que en las redes sociales que utilice sus seguidores se den cuenta de su ingenio y perspicacia en este 2016 y usted se convierta en todo un Influencer, le tenemos unos sencillos consejos para que aplique a lo largo del año que inicia:
El 31 de Diciembre exhiba la inocencia y pazguatez de aquellos que envían sus parabienes de año nuevo. Puede decirles que el calendario Gregoriano es sólo una de las miles de convenciones con las cuales la humanidad ha medido el tiempo, y que es una sinrazón pensar que se inicia un nuevo ciclo. Puede enumerar, por ejemplo, el año chino, el judío, el guaraní y el de las islas Salomón. Por supuesto, entre más distintos calendarios mencione, más interesante se verá. Puede también recurrir al infalible meme “Simulacro de amor terminado. Puede volver a su hijoputez de antes”. Por supuesto, será tan original como los cinco millones de personas que también lo compartirán.
El 14 de Febrero búrlese de los adictos a la serotonina. Sus comentarios los puede aderezar con artículos médicos en donde se mencione que el enamoramiento es un efecto químico del cuerpo no muy distinto al que se sufre luego de ingerir grandes cantidades de chocolate. Hable del tipo de relaciones que entablan los millenials, del índice de adulterio que hay en el país en esas épocas o del hecho de que se ha comprobado históricamente que San Valentín, ese obispo que casaba cristianos en secreto, en realidad lo hacía porque era dueño de una fábrica de chocolates y globos plateados y que se hinchó de denarios a costillas de su propia leyenda.
En las fechas patrias es infalible la postura cosmopolita -descreída- nilhista onda “Juárez fue un tirano”, “Hubiéramos estado mejor con Maximiliano”, ”En realidad, nunca fuimos independientes”, o “don Porfirio Díaz fue el mejor presidente de México”. Argumente en contra de los postulados de la historia oficial y llegue a la conclusión de que el mejor escenario para México y los mexicanos hubiera sido que los Estados Unidos desarrollaran la bomba atómica en 1848 para detonarla sobre la capital. Así seríamos todos güeritos y de ojo azul –aunque con tres piernas y dos cabezas–.
Durante las vacaciones –de semana santa o de verano–, quéjese del exceso de nacos en Acapulco, de la chairiza que le cae a las playas oaxaqueñas y de los mirreyes que llenan los hoteles en Cancún. Afirme que debido a lo anterior usted prefiere ir a un sitio alternativo eco-turístico y novísimo del Estado de México o a ver los prismas basálticos de Hidalgo. Por supuesto, que nadie se entere que su elección parte del hecho de que sólo tiene mil quinientos pesos para irse a dar un volteón. Nota: si usted afirma que “la Ciudad de México es el mejor lugar para pasar en vacaciones por que todos se van y bla bla…” todos se van a dar cuenta de que no tiene un clavo. Esa excusa ya pasó de moda.
El día de las madres, deshiláchese: saque a pasear sus rencores más profundos hacia su madrecita, búrlese de quienes sí fueron hijos deseados y concluya que todas las mujeres son Medeas en potencia. El argumento del heteropatriarcado y su papel en la construcción de lo materno- femenino como grillete ideológico le dará sustancia a sus peroratas. No lo desperdicie. Luego visite a su mamá para que le preste los dos mil pesos que le faltan para completar la renta.
El día del trabajo búrlese de quienes van a una oficina de 8 a 6 y que si estudiaron una carrera productiva. Etiquételos de Godínez, tenga compasión por su mediocridad o restriégueles en la cara la libertad freelancera de la que usted goza. Eso sí, cuando en diciembre ellos le enseñen el cheque de su aguinaldo no chille –por lo menos en público–.
Con estos sencillos consejos usted será todo un boom en las redes sociales. Sólo guarde sus centavos para que con la inflación y los gasolinazos todavía le alcance para pagar su línea Axtel y no se convierta en un fantasma del ciberespacio.