i le pudiéramos preguntar al protagonista de este libro, el joven Augustine, qué tipo de novela habría de inspirar su historia, seguramente respondería que una de amor. Una apasionada novela de amor con las aventuras típicas de este tipo de narraciones. Con algo de folletín, porque al final del volumen –el primero de una trilogía inconclusa– no sabemos aún si será consumada su pasión por su prima Mitzi.
Esta prima, que no nos ha parecido a lo largo de la narración especialmente simpática, tiende, por el contrario, al misticismo y a la reclusión. Augustine, por su parte, tampoco es un personaje atractivo. De hecho, ha huido de su Inglaterra natal porque luego de rescatar el cuerpo de una niña entre las marismas de Gales, su carácter hosco y distante lo convierten, a ojos del pueblo, en el principal sospechoso de asesinarla. Por esta razón, decide escapar a Alemania, en donde tiene familia, igualmente aristocrática, que habita el castillo de Lorienburg, un sitio imaginario pero situado en las orillas del Danubio. Allí conoce a sus parientes, y en especial a la mencionada Mitzi, una joven ciega de la que se enamora repentina y apasionadamente.
Novela de amor, dije arriba… Y sin embargo, esta obra tiene como centro un momento sombrío: el mes de noviembre de 1923, cuando Adolf Hitler irrumpió en la Historia alemana, intentando un golpe de estado, en una cantina de Múnich. Estos hechos llegan relatados por un personaje, al castillo en que Augustine vive su historia de amor.
Hasta cierto punto, los personajes centrales de la historia toman con cierta indiferencia las noticias de Múnich, pues finalmente son vientos lejanos, noticias de los diarios, nada trascendente… Mientras tanto, Hitler huye a esconderse a casa de un amigo suyo, Ernst Hanfstaengl, adonde lo capturó la policía días más tarde. Es la historia del primer fracaso (aparente) de Hitler, su entrada a la Historia con el pie izquierdo, pero asimismo el arraigo y lento crecimiento de una enredadera venenosa.
Por desgracia, sólo conozco la primera parte de esta serie, la cual está escrita con una gran delicadeza y narrada desde insólitos puntos de vista. Con frecuencia, el narrador elige continuar la historia vista desde la habitación de uno de los mayordomos, desde una cabaña abandonada o desde el inquietante ático que le da título al libro. O bien, desde esa cantina alemana, escenario del fracaso de Hitler. Escenarios azarosos, como queriéndonos decir que desde cualquier lugar salta la liebre. O la muerte. La cual no salta, pero nos hace caer por sitios bastante curiosos.
Sé que Richard Hughes (1900-1976) entrevistó a gente cercana al Führer y que documentó los días de Hitler hasta su ascenso al poder. Para finalizar, me gustaría decir que, para más señas sobre la calidad de este autor, Hughes fue gran amigo de Robert Graves, y que juntos hicieron una revista literaria en su juventud.
Richard Hughes. El zorro en el ático / The Fox in the Attic (1960), tr. de Claudia Casanova, introd. de Hilary Mantel. Barcelona, Ático de los Libros, 2015.