IN THE SHIRE

HIGH STREET (LOS PRIMEROS METROS)
Martha Patricia Reveles

Una de mis calles favoritas de Oxford es High Street, lo más cercano que la ciudad tiene a una avenida principal, pero en lugar de avenida es una calle. Me explico. Esa vía es muy estrecha. High Street tiene únicamente cuatro carriles para vehículos, sin camellón, dos de ellos llevan hacia el centro de la ciudad y dos sacan de ahí. De los cuatro, dos están reservados para los autobuses del transporte público, así que de los dos carriles restantes (los de en medio) sólo uno funciona para que automóviles, taxis y camionetas puedan entrar y el otro para que puedan salir del centro, sin contar las bicicletas, que en esa parte de la ciudad transitan, sin saber qué es el miedo, por el carril de los autobuses o de los carros. Eso sí, hay tan pocas motocicletas que no recuerdo haber visto una.

Por su ubicación dentro de la ciudad, High Street es la parte central de la vía por la cual ingresan todos los vehículos que vienen a la ciudad. Todos ellos acceden por Headington Street (a unos pocos metros de ella está el departamento donde vivo), que a la altura del South Park (el lugar donde vi el espectáculo de los juegos pirotécnicos, véase Hogueras) se transforma en St. Clement’s Street, calle donde está el pub Port Mahon, que tiene decorada una de sus paredes con pequeñas máscaras (¿caras?) de marineros. Antes de pasar la glorieta The Plain, St. Clement’s se conviertes en High Street.

The Plain es el punto donde convergen St. Clement’s Street, Cowley Road and Iffley Road, tres importantes calles para el tránsito al interior de Oxford. En el centro de la glorieta, The Plain tiene la Fuente de la Victoria que fue usada como un bebedero para caballos (este dato y otros que estaré refiriendo provienen de Insight Guides. Great Breaks. Oxford, una pequeña guía que propone una serie de recorridos para conocer la ciudad).

A la izquierda de la glorieta está una escuela privada; después de ella, se encuentra St Hilda’s College, que forma parte de la Universidad de Oxford (en otra columna abordaré qué es un “college” y su relación con la prestigiosa institución). Unos cuantos metros adelante, sobre High Street, está el Río Cherwell, que es un afluente, o tributario, del Río Thames (o Támesis para nosotros) al que se une justo en Oxford. El río se cruza por el Magdalen Bridge, el primer puente fue construido en 1004, ¡hace 1011 años! O sea, ¡hace más de diez siglos! El puente actual tiene su origen en una construcción de 1772, pero no es el original porque ha sido ampliado varias veces. De otro modo sería imposible que High Street tuviera sus cuatro carriles y dos banquetas bastantes amplias.

Después de cruzar Magdalen Bridge, en la acera izquierda está el Jardín Botánico, mientras que en la derecha se encuentra Magdalen College. El Jardín es uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Tiene una vasta sección a la intemperie donde viven patos, árboles y arbustos caducifolios y perennifolios, pero también se cosechan calabazas, por ejemplo, entre octubre y noviembre puede ver un par de enormes calabazas naranjas, de esas que se esculpen para Halloween. Además de flores provenientes de diversas partes del mundo (ahorita duermen porque es invierno), el jardín tiene una serie de camas (así se le llama a la parte donde están plantadas) con plantas que están siendo estudiadas por sus propiedades medicinales. De hecho hay una planta de cannabis, pero es un aviso se advierte que le han extraído sus propiedades tóxicas.

El Jardín Botánico también cuenta con una serie de invernaderos donde habitan nenúfares, orquídeas, plantas de café (o cafeto) y de algodón, hasta unos mexicanísimos nopales y magueyes. Ahora bien, enfrente de él está Magdalen College, que forma parte de la Universidad de Oxford y fue fundado en 1458. Posee un campanario, Bell Tower, que es visto por todos aquellos que se acercan al puente, caminando o tripulando algún vehículo. Bell Tower recibe a todos los que entran al centro de la ciudad. Es la señal inequívoca de que se ha llegado a Oxford.

Pasados el Jardín Botánico y el Magdalen College, High Street se transmuta en la calle de una ciudad moderna dejando atrás esa atmósfera atemporal que evoca un aire y una luz próximos a lo ancestral. A pocos metros aparecen los restaurantes y las cafeterías, la tienda de plumas finas, de dulces, de juegos, de ropa y de recuerditos para los turistas. Emergen las paradas de las diferentes rutas de autobuses, incluidas dos líneas que llevan a Londres cada media hora aproximadamente y la línea que conecta a Oxford con los aeropuertos de la capital. El tránsito de autobuses no puede ser imaginado desde los parámetros defeños. Cada ruta tiene asignada su parada y su horario, usuarios y choferes lo saben y lo respetan.

En Oxford se vive un ordenado trajín.

Popular

del mismo autor

LIBROS ¿Y GENIOS?

En el texto imprescindible “¿Y quién creó a los...

CRAWLING PUB: BEBIENDO HASTA LAS MANITAS

Los pubs forman parte del imaginario que se activa...

ODISEA BURBUJAS Y PLAZA SÉSAMO: HISTORIA, MÚSICA Y EL MUNDO

En algún lado Sigmund Freud escribió que “infancia es...

ALEXANDER McQUEEN: LA LENTICULARIDAD DE SAVAGE BEAUTY

I think there is a beauty in everything. What...