Para conmemorar los primeros treinta años del juego, el periodista argentino Andrés Burgo se sentó a escribir una crónica de 294 páginas que cuenta los pormenores de un partido de noventa minutos y las circunstancias extra cancha que lo rodearon para convertirlo en un clásico del deporte. “Ese partido daba para hablar de muchas cosas y en él estaba condensado todo”, dice Andrés Burgo.
El partido (del siglo), como se titula el libro, es un recorrido a manera de documental que no sólo se ocupa de los principales protagonistas, sino que da voz a testigos que no suelen aparecer en las crónicas —masajistas, utileros—, “la letra chica de la épica”, como dice el autor, y también a la contraparte, es decir, a los jugadores ingleses. Entre los testimonios destacan el de Víctor Hugo Morales, el locutor uruguayo que lloró al cantar el segundo gol (“¡De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés!”), Jorge Valdano, Carlos Salvador Bilardo, Óscar Ruggeri, Terry Fenwick o Glen Hoddle.
Como el futbol también es política, la sombra de las Malvinas se proyectó sobre una cancha del Azteca en malas condiciones según la opinión de Pumpido, Burruchaga y hasta Bobby Robson, el técnico inglés, dotando al partido de una atmósfera especial, única e irrepetible, incluyendo el propio Mundial, que en opinión de Burgo se trató de “un mundial romántico, ya después se desarrolló la industria del futbol”. Para muestra, un botón: horas antes del encuentro,
Vía telefónica desde Bueno Aires, Andrés Burgo respondió a las preguntas sobre este libro que involucra futbol, memoria y recuerdos.
¿Cuándo te nació la idea de convertirte en periodista de deportes?
La verdad es que cuando tenía diez o doce años con mis hermanos hacíamos una revista, jugábamos al hockey sobre césped en un club de Bueno Aires, y cuando era más chico anotaba los resultados de los partidos en un cuaderno. Lo primero que leía de chico era El gráfico, una revista de deportes de Argentina. Cuando terminaba el colegio secundaria, el último año tuve una duda: dedicarme a la locución o al periodismo, pero fue una duda muy efímera. Estas son el tipo de cosas que no se explican: en mi familia no hay antepasados periodistas, pero fue algo que siempre tuve muy claro. Del Mundial 86 recuerdo las revistas y los diarios de aquella época, no sé si recuerdo tanto los partidos, sí me recuerdo revisando los diarios, las revistas, guardando las cosas, me gustaba el futbol pero sobre todo el periodismo.
¿La memoria es un requisito indispensable para convertirse en periodista deportivo?
Tengo buena memoria para lo que pasó hace mucho tiempo, para lo que pasó hace poco no. Me puedo acordar de partidos de hace veinte, treinta años y del partid de la semana pasada no, pero creo que es normal. No siempre confío en la memoria, para este trabajo hay que ir mucho a la biblioteca, leer muchos libros, revistas, soy bastante riguroso. La memoria ayuda, por supuesto pero también hay que ayudarle.
¿Cómo empezó a gestarse El partido (del siglo)?
Empezó desde hace mucho. Hace cinco años quería escribir un libro sobre el ascenso del River Plate. Mi viejo había muerto después de una enfermedad bastante larga y con mi pareja nos dimos permiso de viajar por el mundo, conseguí permiso en el trabajo y seguía trabajando desde afuera. Estaba en China cuando decidí hacer un libro sobre el Mundial del 86, pues en esa época no había libros sobre el tema pero la idea terminó con la lupa puesta en el Argentina-Inglaterra, por encima de la final. El libro es la historia de un partido.
En un párrafo perdido de un diario amarillento, conservado en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, hiberna una frase del personaje más secundario de la selección argentina de futbol que ganó el Mundial de México de 1986. “Nos contó Mariani, el ayudante de Carlos Bilardo, que Maradona ese día, domingo 22, se levantó más temprano que nunca y que su buen humor lo desparramó por todos los rincones de la habitación”, dice la frase, publicada por el diario la Nación en un recuadro del martes 24 de junio de 1986, dos días después del partido del 22 de junio contra Inglaterra, el domingo en que Maradona hizo dos goles que lo convirtieron en un semidiós.
Los recuerdos de un partido celebrado hace treinta y un años confunden la memoria y la historia se convierte en una mezcla de hechos que pasaron y otros que se creen que pasaron…
Me di cuenta que los testimonios de una misma persona sobre un mismo hecho iban contando versiones no sólo distintas sino antagónicas en algunos casos, entonces era evidente que las cosas habían pasado de una forma pero no de las dos formas, y por supuesto que no tengo forma de saber la verdad. Anteponemos nuestros recuerdos a lo que verdaderamente pasó, lo que contamos son recuerdos, no lo que pasó, no sabemos eso, evidentemente hay cosas que están en la televisión y las podemos volver a ver y escuchar, pero hay un montón de otros factores que sólo están en la memoria, la memoria no es una ciencia exacta, va cambiando todo el tiempo, y eso tenía que resolverlo de alguna manera.
Hablas de “la épica chica” al referirte a las entrevistas que hiciste con protagonistas secundarios…
El partido del siglo fue el Italia-Alemana del Mundial de México 70…
Esa es la versión del libro en México. El título fue una decisión de los editores. Acá en Argentina jamás se menciona ese como el gran partido.
¿Te costó trabajo asimilar que para este libro no ibas a poder entrevistar a Maradona?
Andrés Burgo, El partido (del siglo). Tusquets, 2016.
Fotografía del autor tomada de Revista Anfibia.