Fotografías de Irving Cabello
El día de Reyes es toda una institución en la Ciudad de México, un evento que genera empleos pasajeros y cierra el maratón que arranca con la celebración de La Guadalupana. Platicamos con un globero, un panadero, un juguetero, y con dobles de los Reyes Magos. Un oficio por cada uno de los magos que fueron a venerar a Jesús.
El único lugar en donde cabe más gente que en el metro es un tianguis. Por toda la ciudad pululan mercados de temporada, pero este es especial. Acaso junto con el mercado de Mixuca son los puntos más recurrentes para surtir los pedidos de las cartas que descansarán dentro de un zapato, en la ventana o entre las ramas y las luces de un árbol navideño.
Eje uno está cerrado desde Avenida del Trabajo hasta Reforma. Aquí no se puede estar sin ser macerado por otros cuerpos. El fluir es lento, entorpecido. El resplandor de los juguetes nuevos es algo que ninguna otra cosa posee. Un juguete nuevo es una colección de historias sin suceder, un libro en blanco, la promesa de la felicidad. Hay triciclos, Nenucos, pistolas que parecen reales, pistolas de colores que lanzan un chingo de pelotas, autos a control remoto, drones, videojuegos, peluches, súper héroes, patinetas y escúters.
Un juguete nuevo es una colección de historias sin suceder, un libro en blanco, la promesa de la felicidad.
Durante doce generaciones una estirpe de magos subía una vez al año al monte Nud, en Persia, miraban el mapa celestial a lo largo de tres jornadas mientras rezaban. Una señal en las alturas les indicaría que el momento había llegado. Lo dice un libro escrito en el siglo VI, El Libro de los tesoros de la Caverna, un apócrifo cristiano. Melchor, Gaspar y Baltazar descubrieron una noche que ellos eran los elegidos para presentarse frente al mesías y entregarle los regalos que Adán colocó en la cueva del monte Nud, que significa paraíso en persa.
Existe la leyenda de que un cuarto hombre, otro mago, se presentó frente a Jesús, aunque llegó un poco tarde.
Dílers de juguete
Los Reyes magos deben algo a Mateo, que es el único de los apóstoles que los menciona. No dice sus nombres ni tampoco revela el número de ellos. Se sabe que fueron enterrados en el mismo sarcófago y que sus restos descansan en Colonia, Alemania, luego de pasar por Milán y antes por Constantinopla a donde los llevó Santa Elena.
El número tres se infiere a partir de los regalos que llevaron los magos. Se sabe que Santo Tomás los bautizó. Con el paso del tiempo se han agregado datos a la leyenda. Cada rey mago es representante, para algunos, de las santa trinidad, padre, hijo y espíritu santo. Los regalos representan la realeza, lo divino y lo humano de Jesús.
Sobre eje uno se encuentra el puesto de juguetes de Erika. No hay ni uno solo de marcas conocidas. Todos parecen importados de China, hay una especie de Buz Ligth year de cuerda, una imitación rara del personaje de Pixar. Erika calcula que lleva dos décadas vendiendo en este lugar, desde que el puesto era de su madre y Erika venía a ayudar.
Hoy el negocio es suyo. Abre desde las nueve y levanta al rededor de las siete y media. Erika es precavida y desde agosto comienza a comprar juguetes. Sabe que no todo son rosas en el día de reyes, es madre y la experiencia le ha hecho conocer el sentimiento que surge cuando un hijo dice: yo no quería eso. Le sucedió con una de sus hijas, a la que los Reyes le dejaron unos patines.
Cada rey mago es representante, para algunos, de las santa trinidad, padre, hijo y espíritu santo.
“Yo quisiera que uno de mis juguetes hiciera feliz a un niño.” Su juguete favorito del puesto es un peluche. Su mejor día de reyes fue cuando le trajeron un Nenuco. El juguete más barato de su puesto son las pistolas de hidrogel que cuestan sesenta pesos y el más caro es un dron que vale mil baritos.
Los regalos que los magos presentan en el pesebre son los mismos regalos que Adán llevó a la cueva donde durmió con Eva. Oro, mirra e incienso que fueron tomados de las orillas del Paraíso.
La cueva fue el refugio para cuando sintieron frío y el primer lugar donde un hombre oró. Adán pidió que al morir lo embalsamaran con mirra e incienso y que su cuerpo lo enterraran en la cueva. Según el Libro de los tesoros de la caverna, fue en ese mismo lugar donde Adán fue hecho rey, sacerdote y profeta. Ahí estaban los tesoros, esperando el momento de ser entregados al mesías.
Raúl lleva cuatro años vendiendo juguetes durante la temporada decembrina. Su puesto se encuentra sobre la banqueta. Al paso de los años ha desarrollado una sensibilidad que le permite reconocer el gusto de la gente. Desde noviembre comienza a juntar mercancía.
Su pieza más cara es una autopista de Hot Wheels que cuesta $2,400. Su juguete favorito del puesto es una pistola Nerf que cuesta $1,400. De niño fue un consentido al que le trajeron todo lo que pidió, bicis, consolas, videojuegos, computadoras. Uno de los juguetes por los que ha apostado esta temporada es un guante de realidad virtual, que se conecta al teléfono y existen siete aplicaciones para descargar juegos.
Sabe que hay clásicos que no pasan de moda, y que siempre hay que tener a la mano, como las carriolas.
Melchor es el más viejo de los magos. Calvo, quizá con algo de pelo encanecido y largo en los costados, de barbas largas y algunos lo mencionan como el rey persa. Melchor es el portador del oro, que representa la realeza de Jesús. Melchor quiere decir en hebreo rey de luz.
Reyes callejeros
Frente a la delegación Cuauhtémoc se encuentra una feria y ahí se colocan los escenarios que desde hace ocho años ya no se colocan en la Alameda central.
Cada escenario es producido para un gusto en especial. En todos hay tres reyes. Yoda, Han Solo, Leia, Chewy, son algunos de los personajes de este escenario. El aire huele al aceite quemado de las botanas grasosas, hay varias parrillas que dejan escapar el aroma a carne, esquites, elotes, postres, hay tiro a canastas de básquet, rifles para el tiro al blanco, juegos de canicas.
Gaspar se llama Eduardo. Es un rey mago que proviene del oriente de la ciudad, viene desde Ecatepec. Iba caminando en la calle, pensando en una chamba cuando se topó con un letrero que le cambió la vida, se solicitaba personal para ayudante en escenarios. Pensó que su labor sería de armar escenarios, pero no. Debía ser Rey mago.
Gaspar es un mago de piel roja, sin barba. Es portador del incienso, símbolo de la divinidad. Es el primer año que Eduardo tiene esta chamba. Las fotos cuestan $120. Eduardo de niño no le pedía mucho a los Reyes Magos. Le gusta ver disfrutar a los niños las emociones que él no logró tener. Tiene 18 años, no es su primer chamba, perdió dos años de estudio, este año es su último en la prepa.
Le gustaría estudiar moto- mecánica. Al día gana 250 lanas más su cena y algo de las propinas que les dan los clientes. Un niño le pidió un arma de fuego, una M-40. Un día de su infancia los Reyes no le dejaron nada y recuerda ese día como uno de los peores de su vida. Gaspar fue un rey mago de piel roja, rey de los árabes, el único que no lleva barba, su nombre viene del persa, quiere decir, el que administra el tesoro.
Baltasar lleva tres años viniendo a este lugar. Siente orgullo de este oficio. Cree en los Reyes Magos. Recuerda que sus padres no tenían muchos recursos y que durante los días 6 de enero de su infancia le trajeron carros enorme de plástico con los que se divertía en la tierra, arrastrándolos de rodillas durante horas.
Él también proviene del oriente, de la colonia Carlos Zapata Vela. Su escenario es de la película Intensamente. Sus compañeros han ido cambiando con los años, pero él sigue de pie aquí. Sus hijas pidieron muñecas y ropa.
Melchor tiene 15 años. Hace un año él mismo estaba abriendo regalos el 6 de enero debajo de un árbol navideño. Le trajeron dos figuras de Hello. Este año se regalará ropa o algo más útil. A los siete años le sorprendió lo que encontró debajo del árbol, ahí estaba todas y cada una de las cosas que había pedido.
Legos de Spiderman, una bici, y un balón, dulces. “Nunca dejen de creer y espérense, tarde o temprano les van a llegar sus juguetes.”
El mago del pan
Albino Granja lleva quince años trabajando en el Cardenal. Parece ser uno de los empleados más queridos en este restaurante del centro de la ciudad. Trabajó en Wall-mart pero no le parece que las roscas de allá sean tan buenas como la que hacen en esta cocina y que él mismo supervisa. Albino es otro guerrero del oriente, pero él viene de más lejos, de Tehuacán, Puebla, desde donde se trasladó hasta acá durante un largo tiempo. Hoy vive en la ciudad. Su maestro en este oficio fue Luis Sánchez, quien ya se jubiló, a él le aprendió mucho. Lleva diez años trabajando en este lugar.
Durante el siglo XVI en México se le comenzó a poner a la rosca ate e higo. El niño que se oculta representa el momento en que José y María escondieron a Jesús para ocultarlo de los soldados que Herodes mandó. Encontrarlo dentro de un trozo de pan te compromete a cuidarlo, vestirlo y presentarlo en el templo como hizo María.
Durante 2016 se calcula que se vendieron 4 millones de roscas en todo el país.
Lo primero que le enseñaron a hacer fue baguete. “Los Reyes no me han traído nada”. Nos confiesa. No tiene hijos, ni sobrinos. Parece un hombre solitario. Durante su infancia no practicó la tradición de comer rosca, la conoció hasta que llegó al Cardenal. Recomienda que la rosca la acompañen con un chocolate caliente de este mismo lugar.
Artabán es el otro mago. Un hombre que sabía leer las estrellas. Tenía una cita con los otros tres magos que fueron a llevar regalos a Jesús. Artabán era el encargado de presentarse con otros regalos ajenos a los de la cueva. Él llevaba un diamante protector de Méroe, un jaspe de Chipre y un Rubí de Sitres. Hizo el largo viaje solo, acaso cinco semanas.
En su camino ve a lo lejos un bulto tirado en la arena, conforme se acerca descubre que es un hombre hecho trizas, con la sangre reseca en el rostro, acaso con los ojos hinchados y la ropa hecha una piltrafa, solo y sediento. Artabán era mago, sabía que los golpes se curaban con miel e higos, seguro lo aliviano hasta que el tipo estuvo bien. No era otra cosa que un comerciante al que habían despojado de todas sus pertenencias.
Artabán en su generosidad le regale el diamante. Su viaje se retrasa y cuando llega a Belén Jesús ya no está ahí. Ha escapado con sus padres a Egipto. Artabán sale a buscarlo y sólo encuentra sangre y soldados enloquecidos que buscan niños recién nacidos. Sus ojos se horrorizan ante tanta sangre en el suelo. Un soldado carga a un bebé y está a punto de enterrarle la espada. El mago le ofrece el jaspe de Chipre a cambio de la vida del niño.
En ese momento es encarcelado, condenado a treinta años de prisión. Cuando sale su única pertenencia es el rubí. Va en busca de Jesús, escucha de sus hazañas. Cuando llega a entregar el último de los regalos se entera que están a punto de sacrificar al hijo de dios. En el Gólgota, ese lugar oscuro, hediondo y lejano, donde se practican los juicios de los más débiles y las ejecuciones de los condenados a muerte, una mujer está siendo vendida como esclava.
Para salvarla, Artabán ofrece el rubí que trae entre las ropas. Al llegar con Jesús lo hace con las manos vacías. Desconsolado se recarga de una casa a llorar sus mala suerte. Un temblor comienza a sacudir la tierra y un piedra que golpea su cabeza termina con su vida. Artabán es un personaje de Henry van Dyke.
Objetos no identificados en el cielo
¿Qué era la estrella de Belén? Algunos dudan que haya sido una súper nova, es decir una estrella nueva que durante un tiempo se puede observar desde la Tierra debido a la intensidad de la luz que emite. Hace más de dos mil años que no se tiene registro de radiaciones electromagnéticas, que es una de las pruebas que podrían validar esta teoría. Tampoco era un cometa lo que condujo a los reyes magos a Belén.
El Halley fue el último en verse y pasó unos doce años antes de que Jesús naciera. ¿Una conjunción planetaria? Es decir el acercamiento de un planeta a las órbitas de otro, quizá. Se sabe que unos dos años antes de que el mesías llegara al mundo hubo varios de estos fenómenos. Pero nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que los magos miraron en el cielo. Cuál fue esa señal que se espero durante tanto tiempo.
El mercado Hidalgo es uno de los más populares de la ciudad, metido entre dos barrios legendarios, la Obrera y la Doctores. Un hueso partido a la mitad, puesto envuelto hasta la mitad en un papel aluminio y colocado sobre una parrilla muestra su tuétano. A lo lejos el cielo de la ciudad se observa adornado con un montón de objetos redondos de distintos colores. Hacia allá vamos. Se dice que esa es una forma de llegar rápido a Reyes Magos.
José Antonio tiene 20 años, 4 vendiendo globos durante esta temporada. A veces él mismo mandó su carta por este medio. Hot Wheel, Max Steel eran sus juguetes recurrentes en los versos de su carta.
Su año más rifado fue cuando encontró un chingo de dinosaurios en la sala de su casa, todos para él. Sus globos son de distintos precios. El Chico en 25 lanas, el mediano en 45 y el más grande en 50. También vende globos en San Valentín.
Él sólo vende, otros los inflan y los adornan. Su salario diario será de entre 700 y 800 pesos por estos dos días. Ya no cree en los Reyes y no tienen hijos.