NUEVE VILLANOS DE “EL INSPECTOR”

Las series de dibujos animados no sólo han sido fuente inagotable de sobrenombres, sino también de gags para la burla, el cabuleo o, al menos, para el amistoso cotorreo. Como todo producto de entretenimiento popular o masivo, se basa en los estereotipos, una estructura narrativa predecible y la repetición de situaciones, por lo que resulta de lo más divertido aquello que introduce novedad o subvierte las expectativas. Para ello, las apariciones de personajes nuevos resulta vital. Algunos se quedan, otros permanecen durante una temporada y unos más tienen una vigencia de un solo capítulo.

Entre otras series que para mí son memorables por capítulos específicos, por personajes de aparición única, están los de Ahí Viene Cascarrabias (Here Comes The Gump) y El Inspector (The Inspector), del que ahora quiero referirme, y que aportó gags que fueron influyentes en el cabuleo infantil: “no diga sí, di ui”, “uno de estos días, uno de estos días…”, “rema, rema, rema…” o “fuga esta noche, pasa la voz”, así como imágenes para el cabuleo de tipo bullying, como la hermana de El Inspector, de cuerpo porcino.

De acuerdo con Filmaffinity El Inspector se transmitió originalmente junto con La Pantera Rosa de 1965 a 1969. Sin los excesos psicodélicos y mucho menos intelectualizada que la otra, el humor de El Inspector depende constantemente de los diálogos tanto o más que de la situación, con los clichés de una pronunciación afrancesada gracias al doblaje doméstico, que contrasta con la personalidad mexicanota del Sargento Dodó y el siempre malhumorado Comisionado, en voz del gran Pancho Müller.

El protagonista, El Inspector, se caracteriza por ser valiente y celoso de su deber, pero en realidad es cretino, torpe, negligente e ingenuo, aunque con buena suerte en la mayoría de los casos. Además, posee una retórica eufemística para sobrevalorar sus actos y disimular sus defectos. Sus antagonistas son comúnmente mucho más interesantes, por su personalidad, inteligencia y atributos particulares, por lo que vale la pena comentar más sobre algunos de ellos.

La Mancha.- Ladrón de obras de arte, autor de El Gran Robo del Louvre. Su fisonomía es mutable: es una mancha de color naranja y sombrero que tiene el poder de adquirir la forma de cualquier silueta a placer, y además puede arrojar pintura o pintar un retrato de manera instantánea. Precursor de Bauman, se trata de un delincuente líquido, The Blotch. Uno de los pocos que derrotó a El Inspector y no pudo ser capturado. El momento políticamente incorrecto del capítulo: cuando El Inspector queda sentado debajo de la pintura de unos mexicanos revolucionarios y cae de ella un sobrero, pareciendo así uno de los típicos flojos que duermen recargados en un cactus.

El Dinamitero Loco.- Se trata de un anarcoterrorista. Una bola de pelos rojos, con los dientes encimados, sombrero de bombín y ojos que miran disparatadamente. Su personalidad es de lo más malvadamente interesante. No articula palabra y parece carcajearse todo el tiempo. No se sabe si está en contra de toda autoridad, pero al menos sí está obsesionado con vengarse de El Comisionado, tras escapar de la cárcel. Su característica es algo distinta a lo que indica su nombre. No ataca con cartuchos de dinamita, sino con bombas, de las redonditas y con mecha que hace aparecer a su antojo y que le causa enorme placer arrojar. El momento cumbre del capítulo, es cuando se descubre que el propio dinamitero tiene el cuerpo de una bomba, que no dudará en hacerse estallar en un atentado suicida. Realmente muy loco.

La Araña Pierre.- El carterista más fino de París. Fino en cuanto su oficio, pero vulgar en su apariencia: rostro verde, suéter rosa, boina y cuatro brazos en guantes negros que desliza hábilmente entre bolsillos. Su arma: una pistola que arroja telarañas. Su debilidad, el DDT rociado por el Sargento Dodó. Su castigo: picar piedra a cuatro brazos en compañía de El Inspector, por circular dinero falsificado (pesos del sargento, no francos).

El Señor X.- Un villano como esos a los que se hubiera enfrentado James Bond, de apariencia elegante: gabardina, sobrero de ala ancha y gafas negras. Posee un automóvil capaz de convertirse en lancha rápida, lleno de artilugios, que se distingue por una enorme equis sobre los costados. El señor X es un viajero incansable, cosmopolita: va del desierto del Sahara a las cumbres del Kilimanjaro con tal de despistar a El Inspector, aunque finalmente resultó ser el nuevo instructor de educación física de la policía de París.

Hassan.- Uno de los pocos asesinos que presenta la serie. Es un tipo de lo más peligroso: armado con pistolas Luger, ametralladora y bombas con reloj, como las que usa un terrorista. Para disgusto de la corrección política, se trata de quien parece un inmigrante, posiblemente de origen argelino o tunecino, que se oculta en un edificio en una orilla de la ciudad. Su aspecto, el de un árabe, al que El Inspector califica como “cerdo traidor” por resistirse al arresto.

Pig Al.- Jefe de una pandilla de motorbikers. Unos nacidos para perder cuyo delito, por el que los busca la justicia, es el de ser viciosos, y parece que también por mugrosos y melenudos. Pig Al lleva barba cerrada y un fleco que le cubre los ojos, pero su detalle más rebelde es el de usar una cacerola como casco. Conduce con pistola, con lo que repele los intentos de arresto. La pandilla posee un arma secreta: una motocicleta de tres plazas con hélices que le permiten volar como helicóptero, desde la que pueden arrojar una bomba.

Harry Dos Caras.- Un malandro rural canadiense que en sí mismo es una burla a Norteamérica. Esquizofrénico, más que bipolar, su rostro frontal es el de un gringo güero; y el posterior es el de un mexicano bigotón; uno toma malteada de fresa y el otro aguardiente. El gringo, la cara honesta, es amable y de apariencia ingenua; el mexicano, mal encarado, es traicionero y asesino.

El Ladrón de Tres Cabezas.- En realidad no es un ladrón, sino tres siameses que comparten un par de piernas, los hermanos Matz-O’Reilly. Vestidos completamente de negro, y algo que no se sabe si son orejas de conejo o sombrero de copa, se especializan en robo de joyas. Poseen un vehículo semejante a un Batimóvil, el Matzimóvil, alado y equipado con cañones y compartimento para descargar bombas. Tienen la habilidad y plasticidad para mimetizarse con el entorno y cambiar de forma, aunque no para separarse.

Capitán Ostrita.- Contrabandista (Captain Clamity, en inglés). Por cabeza tiene una gigantesca almeja. Su sello personal: fuma puro y lleva gorra marinera. Tipo pirata, tiene una pata de palo. Comanda un barco en el que contrabandea las perlas que él mismo engendra, para lo que es auxiliado por Louis Cangrejo, un contramaestre grandulón y fornido. Como villano es pusilánime, pero tan sólo por su fisonomía y la bola de rufianes que tiene por tripulación, vale la pena recordarlo.

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