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HISTORIA FOLLETINESCA

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a estrella de Carlos Obregón Santacilia comenzó a eclipsarse hacia 1934, con la llegada de quien se convertiría, un año después, en su más acérrimo enemigo: Mario Pani. Considerado como uno de los modernizadores de la arquitectura mexicana, junto con Juan Segura y José Villagrán, entre otros, Obregón Santacilia, produjo obras “neoclásicas, neocoloniales y racionalista; siendo al mismo tiempo tanto un precursor como un arquitecto moderno[1].

Obregón Santacilia empieza a trabajar en 1922, diseñando el Pabellón de México en Río de Janeiro; posteriormente lleva a cabo las obras de remodelación de la Secretaría de Relaciones Exteriores (1923), y las del Banco de México (1928).

Por encargo de José Vasconcelos construye la Escuela Benito Juárez —calle de Jalapa, colonia Roma—, ejemplo ecléctico de la búsqueda de una identidad nacional. Hacia 1929 realiza una de sus obras más reconocidas e importantes: la Secretaría de Salubridad, en Paseo de la Reforma y Lieja, donde combina elementos coloniales y californianos con una pátina de art decó.

En 1932 demuestra su gran olfato como arquitecto: el malogrado Palacio Legislativo del francés Émille Bérnard, cancelado por la revolución mexicana, se encuentra abandonado a su suerte. Del lujoso edificio sólo se levantó la estructura de acero para la cúpula que, tras años de abandono, poco a poco va siendo objeto de saqueos y rapiña; de las placas de mármol italiano no queda ni un zoclo y algunos vivales, a punta de soplete[2], se dedican a despojar de la estructura decenas de vigas de acero.

A punto de ser demolida la estructura y rematada como fierro viejo, Carlos Obregón Santacilia se acerca a uno de los hombres más influyentes de la época, mismo que se convertirá en su mecenas y quien provocará una de las disputas más sonadas en la historia de la arquitectura mexicana: el ingeniero Arturo J. Pani, ministro de Hacienda del gobierno de Abelardo L. Rodríguez.

La idea que Obregón Santacilia pone a su consideración es sencilla: utilizar el armazón existente para construir un monumento a la Revolución. Un comité integrado por Plutarco Elías Calles y el presidente Rodríguez aprueba el proyecto, que inicia en 1933 y se concluye cinco años después.

Es historia bastante conocida que las estatuas que adornarían el Palacio Legislativo fueron repartidas en varios sitios: los leones de la entrada principal del Bosque de Chapultepec, originalmente rematarían la soberbia escalinata de la “casa” de los diputados y senadores; el águila que a duras penas se puede apreciar en lo alto del monumento a la Raza, coronaría la cúpula; las esculturas de la Paz, la Elocuencia, la Juventud y la Verdad hoy reposan en el Palacio de Bellas Artes, otra obra que don Porfirio ya no pudo inaugurar.

Pero volvamos al año 1934.

El joven Mario Pani, sobrino de Arturo J. Pani, regresó a su patria luego de estudiar en la Escuela de Bellas Artes de París, que, a juzgar por el trato que años después le brindarán sus colegas, resultaba una escuela cuyos planes de estudio eran más afines a la realización de ejercicios plásticos y compositivos (lo que se denomina “formalismos baratos”) y por ello, anticuados para la realidad mexicana.

Para contextualizar la llegada de Pani a México, cabe mencionar que Juan O ‘Gorman ya había construido, en 1932, la casa-estudio de Frida Kahlo y Diego Rivera, en San Ángel, siguiendo los preceptos de Le Corbusier, figura prohibida, justamente, en la Escuela de Bellas Artes parisina.

Mario Pani sufrirá durante algunos años del mismo síndrome que aqueja a aquellos que tras marchar al norte, una vez vueltos al terruño, son vistos como ajolotes: no son peces, tampoco reptiles, sino todo lo contrario.

El tío Arturo lo presenta con Carlos Obregón Santacilia, quien lo acoge con cariño, lo lleva de paseo para mostrarle los alrededores de la ciudad, y le muestra un terreno junto a su propia casa, donde Mario Pani diseña una casa que bajo el nombre de “Maison au Mexique”, presenta en la escuela para titularse como arquitecto.

Mientras tanto, Obregón Santacilia está construyendo la casa de Alberto J. Pani, en Paseo de la Reforma, y un par más, para los hijos del ingeniero, así como un hotel en las calles de París y Paseo de la Reforma: el Hotel Reforma.

Con sus ahorros, el ya para entonces ex-ministro de Hacienda, piensa en su vejez y en el futuro de los suyos. Sin embargo, algo pasa en la relación del mecenas y su arquitecto favorito. Para desconcierto del joven arquitecto Pani, su tío le dice que se haga cargo de los Hoteles (además del Hotel Reforma, están pensando en la construcción del Hotel del Prado, en avenida Juárez).

Pani se siente inseguro: no puede hacerle eso a Obregón Santacilia, pero el temple del tío es mayor cuando le dice que “yo estoy sumamente disgustado con este señor, no me gusta lo que está haciendo, no me hace caso, lo vas a hacer tú”[3].

Mario Pani, a los 24 años de edad se hace cargo de la obra más importante del año.

La reacción de Obregón Santacilia (de 39 años de edad) no se hace esperar. Como Arturo J. Pani no lo recibe, acude a la Sociedad de Arquitectos Mexicanos donde reclama el robo del proyecto. Manuel Ortiz Monasterio, presidente de la Sociedad, se ve forzado a renunciar al aceptar que antes de reunirse con la comisión de Honor que analizaría el caso, ha hablado en privado con Mario Pani.

El enfrentamiento sube de tono cuando Obregón Santacilia publica un desplegado el sábado 7 de noviembre de 1936 donde muestra los planos de cimentación del edificio, y en el que afirma que él es el autor del “partido arquitectónico”, es decir, de la disposición espacial final.

Además, acusa que no es posible que un “extranjero” le quite el trabajo a un mexicano. Será hasta 1940, fecha en que Pani ingresa a la Escuela de Arquitectura de la UNAM como maestro de composición, que dejará de vérsele como un extranjero arribista.

Es de esperarse que las relaciones del ingeniero Alberto J. Pani muevan la balanza en favor de su sobrino, quien hace hasta lo imposible para modificar el proyecto y mejorarlo.

Más tarde, Mario Pani comienza a ganar concursos nacionales y extranjeros, y con ellos, fama y respeto entre el gremio: La casa de España en México, el Monumento a Martí en Cuba (obtiene el tercer lugar), el Monumento al Himno Nacional.

La constante, además de los triunfos de Pani: Carlos Obregón Santacilia siempre ocupa los segundos o terceros lugares, y no pierde oportunidad de golpear a Pani a través de los periódicos, tildándolo de formalista, hueco, “afrancesado”.

Quince años después, el pleito no se ha olvidado. En plena construcción de Ciudad Universitaria, en noviembre de 1951, Carlos Obregón Santacilia publica Historia folletinesca del Hotel del Prado, en el que vuelve a acusar a los Pani del despojo iniciado con el Hotel Reforma y que en el Prado adquiere tintes de comedia: el proyecto queda inconcluso por cuestiones financieras y es terminado, finalmente, por el propio Obregón Santacilia, quien modifica, a su vez, el proyecto de su rival.

De los varios proyectos que no se llevan a cabo en Ciudad Universitaria sobresale el Aula Magna, de Carlos Obregón Santacilia y Mauricio Gómez Mayorga; quizá “la enemistad entre el primero y Pani hubiese influido para que esta dupla de arquitectos no entregara oficialmente un proyecto, hecho que impidió asimismo la construcción de un edificio que a todas luces era fundamental en el conjunto”[4].

De los señalamientos que hace el bisnieto de Benito Juárez (la madre de Obregón Santacilia era la nieta mayor del Benemérito), el caprichoso destino parece haberle dado una oportunidad de venganza al vilipendiado arquitecto: en algunos artículos habla de lo peligrosos que resultan los rascacielos de Mario Pani.

El 19 de septiembre de 1985, el fallo de la naturaleza es inapelable.

 

 

[1] Antonio Toca Fernández. Arquitectura en México. Diversas Modernidades. IPN, 1996. Página 11.

[2] http://www.uam.mx/e_libros/biografias/OBREGON.pdf, página 7.

[3] www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/6080/03CAPITULO1.pdf

[4] www.journals.unam.mx/index.php/bitacora/article/download/25199/23687+Proyectos+desconocidos+de+la+ciudad+universitaria&hl=es&pid=bl&srcid=ADGEESj1HIcfL3rrRV1krBrSrOaomgi6bmxRquTMItC6T04G8EJO_lywwS7wrITZ41woaJYwGh3UvTdj9ZEVrd_VYfahflFuDIWMeMHL78Pz-KQpmaLL8Jakj1Kr78jDlVqyI9E8aNoQ&sig=AHIEtbShXI8uKDZdhJCaBUBf9K75ZbNHZA&pli=1

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