ditorial Nitro Press cumple 20 años de publicar libros cuidadosamente empastados, cosidos e impresos. Y lo hace con un catálogo de autores que salen del mainstream y se mantienen al margen de los modas que imponen en el mercado las “fábricas de libros”, como llama Mauricio Bares, director y fundador de Nitro, a los grandes consorcios productores y vendedores de libros.
Nitro Press inició su aventura editando primero la revista del mismo nombre; casi al mismo tiempo produjo la videorevista Glycerina. Poco después publicó a J.M. Servín, Bernardo Esquinca y Pepe Rojo, entre otros.
Después tuvieron un periodo de receso en el que Mauricio Bares y Liliana Barajas replantearon el proyecto. A la fecha cuentan con 52 libros publicados, algunos de ellos ediciones conmemorativas de libros de autores como José Agustín o Gonzalo Martré. Además de publicar a los recientemente fallecidos Eusebio Ruvalcaba y Rafa Saavedra cuenta entre sus filas con más de 50 autores que han publicado libros de manera individual, o participado en la antología anual Lados B, que se publica sin falta desde 2011.
Mauricio Bares fue co-fundador y director del periódico A Sangre Fría (1993-95). Es autor de El otro nombre de la Rosa (1992, relatos), de la novela Streamline 98 (Nitro/Press, 1997), del volumen de cuentos Sobredosis (Nitro/Press, 2002), co-autor del libro de relatos Me ves y sufres (Nitro/Press, 2003), del libro de relatos Ya no quiero ser mexicano (Editorial Nula, 2007, Nitro/Press, 2010), La vida es una telenovela (editorial Atemporia, 2009, Libros Malaletra, 2011, en eBook), Apuntes de un escritor malo (Nitro/Press, 2009).
¿Cómo prefiere llamarse Nitro: independiente, underground o alternativa?
Preferiría que a los consorcios los llamáramos «fábricas de libros», igual que las de tornillos o zapatos. Y que a editoriales como la nuestra nos llamaran simplemente “editoriales”. Pero como eso no va a suceder, me da igual el apelativo.
Cuando surge Nitro hace 20 años, ¿cuál era el panorama editorial en general y de las editoriales independientes, underground o alternativas?
El ambiente general era el inicio del infierno que estamos viviendo ahora. De hecho esa es una de las razones de ser de Nitro/Press. Un drástico cierre de espacios en medios masivos de comunicación (ante lo cual surge la revista Nitro) y la formación de los monstruosos consorcios que tienen secuestrada la producción literaria no sólo en México sino en todo el mundo, con su imposición de modas (la novela histórica, la biográfica, la eliminación del cuento de sus catálogos), sus criterios absurdos (el autor debe ser “mediático”, tener una columna constante aunque sea en radio, televisión, etc).
Por otro lado, los fanzines vivían un auge muy vital y comprensible. Pero yo conocía el proceso de producción en offset desde muy joven, así que me parecía una falsedad publicar en fotocopias, y siendo honesto, sabía que el offset era mucho más barato con mil ejemplares. Puedo decir algo similar respecto a otros proyectos que consideraba más afines como La PusModerna, el Gallito, Moho o Generación: eran reacciones espontáneas. Era obvio que en ese momento no íbamos a subsistir con publicaciones así, pero si considerábamos que serían nuestros proyectos a largo plazo, estábamos ante la mejor oportunidad de arriesgar para saber hasta dónde podíamos llegar. Lo hablé con cada uno de sus editores porque tenía la prueba de laboratorio ideal: el periódico A Sangre Fría, cuyas características ideé a partir de las desventajas de un fanzín. Se editaba en mi casa, se diseñaba de forma casera, se imprimía en papel barato, colaboraban grandes escritores y artistas plásticos combinados con imágenes escaneadas del periódico, y con una irreverencia total. Se vendieron casi todos los ejemplares de cada número, lo que permitió la edición del siguiente.
Ahí surge Nitro/Press.
Básicamente Nitro/Press son Mauricio Bares y Lilia Barajas, pero en sus inicios, si no tengo mal el dato, eran más. ¿Cómo se lleva el trabajo de una editorial de modo que se llegue a estos 20 años?
Comenzamos René Velázquez de León y yo. Luego se integró Antonio Arango al consejo editorial y a la videorrevista, Glycerina. Esto fue un primer círculo en términos de decisión, porque éramos quienes poníamos la lana. Pero en otros círculos del consejo editorial estaban Héctor y Edwin Ballesteros, Héctor Rodríguez, el Rey del Sándwich, Eduardo Salgado, Carlos Jaurena, Rubén Bonet, Katia Tirado. Y más afuera, gente como Acamonchi y Dulce María López-Vega, quienes nos consiguieron colaboraciones como las de Shepard Fairey y Orlan.
Ninguno tenía conocimientos empresariales ni de promotoría cultural, así que era más fácil echándole montón. Al paso del tiempo, sólo el responsable del proyecto sigue de necio echándoselo al hombro y los demás van a lo suyo.
¿Cómo ha cambiado, si es que ha cambiado, el panorama en 20 años?
Hay dos consorcios que son dueños de todas las editoriales que conocimos de jóvenes, es el paisaje de fondo. Donde ha cambiado mucho es por el lado institucional, con la diversificación de Tierra Adentro, que ha lanzado un gran número de autores, y con muchas más ferias y encuentros en todo el país. Y por el lado independiente, con propuestas más interesantes y variadas que las de los consorcios.
¿La apuesta de Nitro por publicar escritores que no están en el mainstream continúa, se ha profundizado, se ha matizado?
Continúa porque el mainstream no nos interesa.
¿Por qué sacar una colección policiaca, Nitro Noir?
Creo que existe un auge auténtico, no impuesto por una editorial, que abarca distintas generaciones, ciudades, temáticas y estilos. Recuerdo que sucedió algo similar con la ciencia-ficción en los 90, pero era muy difícil conseguir los libros. Un propósito de nuestra colección Noir es ponerlos más a la mano. Otro es que nuestros autores se contacten con autores, editoriales y eventos de otros países, como Kike Ferrari y el encuentro Córdoba Mata, que es lo que hoy ya tenemos en la mano.
¿Cuáles son las estrategias para la sobrevivencia de una editorial como Nitro?
Lo obvio: buenos títulos, cuidado editorial y excelente diseño y producción. Lo no tan obvio: buscar lectores en todas partes. Por ahora nos va mejor en relaciones directas: ferias, presentaciones, encuentros, así que las hemos afianzado mejor. En librerías no está mal la cosa, sobre todo ahora que distribuimos nosotros mismos, cosa que nos daba pavor hasta hace dos años. Y vamos a meterle más duro a internet.
Por otro lado, nosotros compramos una casa, siempre con la idea de que era mejor que pagar renta de por vida, y que si tenía algo de espacio, también fuera nuestra oficina y bodega. Esto es importante porque si hubiéramos tenido que pagar renta por uno o más de estos rubros, no sé si habríamos sobrevivido.
¿Qué le recomendarías, si te lo pidiera, a un editor alternativo que estuviera iniciando hoy su aventura editorial?
Que revise con atención la respuesta anterior.
¿Cómo incrementar el nivel de lectura de la buena literatura y no de best-sellers o auto superación?
Como editorial, publicando los mejores títulos a tu alcance y poniéndolos lo más cerca posible de los lectores. El problema es que si una trasnacional llena su catálogo con ese tipo de lecturas, es porque va a inundar el mercado con ellas. Las librerías no se quedan atrás. Antes podías encontrar buenos libros en Walmart, pero desde que Gandhi se hizo cargo de ese departamento, sólo hay best-sellers y superación.
Esta pregunta es la pregunta de toda la vida: ¿qué políticas tendría que poner en marcha el Estado para incrementar los niveles de lectura y con ello los niveles de venta de libros?
Yo creo que al Estado no le interesa nada que la gente lea, así que no espero nada de él, pero como debe taparle el ojo al macho, tiene estos raquíticos programas de fomento donde los promotores trabajan en condiciones infrahumanas y, aun así, reportan resultados comparativamente favorables. Si partimos de que en este país la gran mayoría no lee, casi cualquier campaña debería de funcionar. No me gusta lo de «Lee 20 minutos al día», pero entiendo que 20 minutos diarios es un chingo, y muy agotador, para quien nunca ha leído ni madre. Y es un modo de iniciar un hábito. Se satanizó que se usara a televisos, ¿pero habría sido mejor emplear a personajes tan simpáticos y populares como Christopher Domínguez o Jorge Volpi? Nunca sabremos si la campaña esa del reguetón habría funcionado porque la tumbaron en dos días. El problema es que quienes han criticado esas campañas son gente que lee muchísimo desde hace años, pero sólo han demostrado que leer no necesariamente los hizo más inteligentes, pues no han entendido que no están dirigidas a ellos.
Fui testigo del programa de comprensión de lectura de la SEP mientras mi hijo estudió la primaria, y era poca madre. Al terminar una lectura debían llenar un formato con el título, el autor, los protagonistas, personajes secundarios, inicio, desenlace, final y opinión. Luego debían inventar un final alterno y elegir uno de los dos finales para dibujarlo en un recuadro. A los chavillos les encantaba mientras lo hicieran en la escuela. Si debían realizarlo en casa, no lo hacían, porque es un ambiente dominado por la puta televisión. He estado en nueve países, y en ninguno endiosan tanto a esa chingadera como aquí.
Tienes razón al señalar que un aumento de lectores influye en mayores ventas, lo que implica que nos afecta a todos los involucrados con el acto de leer: desde los autores y editores, hasta los propios lectores. Mayores tirajes implican precios más bajos y mayores regalías. Por eso respeto el trabajo de fomento que efectúan escritores como Ramón Lara Gómez, Antonio Ramos y Sandino Gámez. Es un asunto al que deberíamos de entrarle todos, pero yo creo que eso vendrá a través de los independientes, porque a los consorcios los veo muy contentos con sus best-sellers.
¿Tienen futuro las editoriales independientes? ¿Hay un mercado para ellas?
Mercado sí hay, pues cubrimos varios rubros que las transnacionales han hecho a un lado. Lo que podría dificultar la supervivencia serían errores absurdos desde el gobierno, como ponerle impuesto a los libros o elevar los precios del papel, como en Chile, donde aún así perduran varias editoriales independientes
¿De qué libros te sientes más orgulloso de haber publicado?
De todos. Con cada uno hemos vencido un montón de obstáculos y han significado algo importante en la carrera de los autores. Quizá, de manera indirecta, el de Charles Bukowski: Ellos quieren algo crudo, por lo que implicaba para nuestros autores compartir catálogo con el Buko. Y por la misma razón, Se está haciendo tarde (final en laguna), de José Agustín, que además fue el libro que me empujó a escribir y luego a editar, así que también me satisface mucho hacerle una edición conmemorativa.
Fotografía de Óscar Alarcón, tomada de: http://radiobuap.com/2017/08/dos-decadas-de-nitropress-entrevista-a-mauricio-bares/