os concursantes de cualquier premio literario pasan horas aciagas cuando saben que los jurados están reunidos, a puerta cerrada, para elegir al ganador. Si en el pasado los suspirantes permanecían pegados al teléfono, a la espera de la llamada que podría cambiarles la vida, gracias al celular salen a la calle a atenuar la espera y la angustia.
La historia de Luisa Reyes Retana, ganadora del III Premio de Novela Mauricio Achar, no es muy distinta.
Antes de que Arde Josefina se llevara el premio, el día del fallo, su teléfono no sonaba.
—Amaneció ese día y nadie me había hablado. Entonces dije “quien quiera que haya ganado el premio ya lo sabe, obviamente no soy yo, pero me urge saber su nombre para depositar mi ardor en algún nombre específico”.
La historia de esa derrota que no fue, la cuenta en la Librería Mauricio Achar, afuera del auditorio donde hace menos de un año se llevó a cabo la premiación.
—Dieron las diez de la mañana, mi hijo estaba enfermo y había que llevarlo al pediatra. Me vestí bien fachosa, como de mal humor. Me acuerdo que le mandé mensajes de texto a mi socia diciéndole que era un día negro, tristísimo, y me fui al pediatra.
Luisa tiene un ligero resfriado; hace frío en la Ciudad de México. El día nublado se ajusta a la perfección para una novela que transcurre, en buena parte, en la ciudad de Pachuca, Hidalgo.
—Cuando estaba por terminar la consulta, estoy en la sala del pediatra llena de niños enfermos, papás angustiados, suena mi teléfono. Después de varias veces que sonó y sonó, contesté. “Hola, qué tal, soy Andrés Ramírez de Literatura Random House”, dijo mi interlocutor. Pensé: “¿Quién me está haciendo esta broma cruel? ¿Quién me está poniendo este cuatro tan…?”. Andrés Ramírez repite su nombre y me dice “¿Si me escuchaste? Soy Andrés Ramírez de Literatura Random House”.
El recuerdo de esa llamada estremece de nuevo a Luisa, quien no puede evitar que sus ojos se humedezcan un poco y que su voz esté a punto de quebrarse. No es para menos, noticias así no se reciben todos lo días, pero una risa llega en el momento preciso y restablece su semblante.
—Ya me cae el veinte de que mi interlocutor es Andrés Ramírez y que me están avisando que gané el premio Mauricio Achar de Primera Novela y me quiebro ahí, me puse a chillar, no me puedo imaginar que pensaron los padres que me vieron hacer semejante show.
Lo que siguió después fue como de película:
—“Ven a Gandhi Mauricio Achar”, me dijo Andrés. En media hora empezaría la conferencia de prensa. El pediatra estaba lejísimos… nos trepamos al coche, recorrimos la ciudad a toda velocidad, paramos en una tienda Zara a comprarme ropa porque si me veían llegar con el atuendo que había elegido esa mañana, tan triste, me retiraban el premio. Me compré un saquito y unos tenis.
Si quieres saber más de Luisa Reyes Retana y de su libro Arde Josefina, no te pierdas en video de la entrevista.
Luisa Reyes Retana, Arde Josefina, Literatura Random House, 2017.