Estaba comulgando con la sangre de un chivo negro
Exclusivo para LA PRENSA
IGUALA, Gro.– De nada le ha servido a Fulgencio Blanco Armenta ser un prestigiado brujo de la localidad y tener celebrado un amistoso pacto con el Diablo, porque ni su fama ni el poder de Satanás han podido sacarlo de la cárcel, donde se halla recluido desde que la policía le capturó en el momento de estar celebrando una “misa negra” con un grupo de sus adeptos, precisamente cuando paladeaba un asqueroso coctel de sangre de cabrito negro recién sacrificado.
Fulgencio Blanco Armenta más conocido en la región por el mote de “Bencho el Brujo”, es un estrafalario tipo que tiene poco de escrupuloso y mucho de timador, y se dedicaba a realizar “limpias” y otros actos de esta brujería que le producen buenas utilidades gracias a la cantidad de gente ingenua e ignorante que existe en la región y en todo el estado de Guerrero, y que acude en romería a consultarlo en sus problemas personales y materiales, y a pedirle conjuros, amuletos y bebidas para solucionarlos.
“Bencho el Brujo” una casucha en las goteras de la ciudad, para dar consulta dentro de un cuartucho en el cual tiene un ingenioso dispositivo de tubos que hacen llegar hasta él unas nubes de humo negro y pestilente que lo rodea y le da un impresionante aspecto con el que convence a sus clientes de que tiene poderes diabólicos.
Además, frecuentemente celebra una especia de aquelarres a la luz de la Luna, a los que solo permite asistir a sus más fieles más conspicuos, porque en esos aparatosos actos es cuando el conjura a Satanás con quien se reúne y conversa en una cueva cercana a su casucha.
Y fue en una de esas “misas negras” cuando la policía lo sorprendió y lo condujo a la cárcel pero “Bencho el Brujo” no parece estar afligido ni escarmentado por su cautiverio, antes al contrario su prisión le ha servido para demostrar que tiene gran influjo entre la multitud de personas porque constantemente está recibiendo la visita de gente del pueblo que le lleva la cooperación económica que les ha pedido para pagar a los abogados que lo van a defender y a sacar de la cárcel.
Publicada originalmente el 6 de abril de 1960 en La Prensa.
