ACAPULCO, Gro.— Las autoridades de Acapulco se hallan ante un dilema: ¿asesinato o accidente?, debido a que el cadáver del jefe de la oficina norteamericana de lucha contra los narcóticos para la América Latina, George Enrich, fue encentrado muerto, con las ropas puestas.
La última vez que fue visto con vida George Enrich fue la noche del jueves pasado, cuando dijo a su esposa y amigos con quienes vacacionaba en este puerto, que daría una vuelta por la playa.
A la mañana siguiente fue encontrado ahogado.
Al principio, la policía porteña consideró que la muerte había sido accidental; sin embargo, al advertir que estaba completamente vestido y que no había sido objeto de ningún robo, ha enderezado sus investigaciones ante la posibilidad de que hubiese sido victimado por traficantes internacionales. Esa investigación ha sido acelerada a solicitud de uno de los ayudantes del funcionario fallecido, el señor Edward Heath.
Emrich, de 44 años de edad, trabajaba desde hace veinte años en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y, a la fecha, dirigía las investigaciones de contrabandos de narcóticos en su país procedentes de Latinoamérica.
La embajada de los Estados Unidos, por su parte, rehusó comentar si las autoridades de su país sospechaban que Emrich hubiese sido víctima de un asesino, pues ayer, en Washington, el Departamento de Justicia informó que se había ahogado cuando nadaba en compañía de dos amigos en un lugar conocido como La Condesa.
Publicada el 21 de septiembre de 1969 en El Heraldo de México.