QUIERO DIGNIFICAR EL PORNO MEXICANO

s la segunda etapa del casting. En la primera, se hace una entrevista para asegurarse que la actriz DE VERDAD quiere hacerlo. Hoy es el call back para realizar una prueba de grabación. Algunas actrices, ante las cámaras, no cumplen las expectativas. Héctor Reyes llama por teléfono a la actriz para asegurarse que vendrá.

Héctor Reyes es fundador y director de Tupornmex, una de las pocas productoras de pornografía en México, y una de las dos más importantes que existen en el país. Un departamento ubicado al sur de la Ciudad de México funciona como oficina de su empresa y es donde se realizará el casting el día de hoy.

Reyes se pasea de un lado a otro repartiendo órdenes. Tiene un cigarro Pall Mall en la mano que ocasionalmente se lleva a la boca sin encenderlo. El cigarro está arrugado y aplastado por tanto movimiento. Uno siente la necesidad de acercarle un encendedor. Héctor se toma su trabajo en serio.

Tupornmex tiene 4 años operando. Héctor es todo un veterano en la industria y conoce todo al respecto. Podría dar cursos de cómo ser un pornógrafo en México. Aunque sus comienzos en la industria fueron de manera casual.

—Yo esto lo empecé por caliente. Definitivamente lo empecé por cachondo.

Pero después vio una industria sin atender en la que él podía ser una parte importante. Desde joven fue bastante precoz y aficionado al material erótico, el cual también producía de manera amateur. Gracias a su afición, fue que llegó a Foto Fane.

Foto Fane era un estudio fotográfico en la colonia Narvarte. El lugar era famoso porque ahí se revelaban rollos de contenido erótico. Algo que no era común en los estudios fotográficos (a veces destruían los rollos al encontrar desnudos). Además de ser un lugar de confianza donde los clientes sabían que todos iban por los mismos motivos. Foto Fane era EL lugar para revelar material cachondo. Diariamente llegaba gente con bolsas llenas de rollos. 10, 15, 20 rollos. Los clientes llegaban de todas partes de la república con bolsas bajo el brazo. Era un círculo de aficionados que además, compartían e intercambiaban material. Héctor entabló amistad con el dueño de Foto Fane, Eugenio Matlalcuatzi. Juntos formaron MatlaRock, una pequeña productora porno con espíritu desmadroso y sin grandes pretensiones. Sólo hacer lo que les gustaba.

Hicieron todo conforme a la ley. Registraban su material en la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía y lo distribuían en puestos de periódicos. Devedés de una sola escena que apenas se vendían. De una tirada de 10 mil, vendían unos 500. El material sobrante era devuelto a MatlaRock. Héctor tiene una bodega llena con aquellos discos. La calidad de las películas no era precisamente destacada y trabajaban con las mujeres que se dejaban grabar (les pagaban mil pesos o menos). Cuando llegaba una era un triunfo y una fiesta digna de celebración. Héctor llegó a actuar en las primeras entregas.

El estudio fotográfico cerró porque los clientes ya no necesitaban sus servicios. Con la fotografía digital, Foto Fane no tenía razón de ser. Héctor dejó MatlaRock para buscar su propio camino.

Continuó, con grandes dificultades, luchando por permanecer en la industria. Trabajando en la Expo Sexo, haciendo festivales de cine erótico, produciendo películas. Lo que años después, lo llevó a fundar Tupornmex.

Y ahí va Héctor. Con camisa anaranjada, pantalones Levi´s 501, botas de construcción y una gorra anaranjada. El cigarro, aun sin encender, pasa de su mano a su boca aplastándose cada vez más. Revisa los aspectos técnicos y prepara la historia para la escena. Aunque no trabaja con un guión, siempre hay una historia en sus películas. Cuando un actor presenta problemas de erección, se improvisa sobre la marcha.

—Si la historia es de un matrimonio feliz y al güey no se le para, hay que cambiarla y meter a un gasero.

Hoy juega la selección mexicana contra Alemania y se aprovechará la ocasión para la escena: una mujer mira excitada el encuentro futbolístico, llega su esposo del trabajo y tienen sexo. Las películas se hacen en diversas locaciones: tiendas, vinaterías, mueblerías, hoteles, jardines, casas, etcétera. A partir del lugar se crea la historia a seguir. No es problema conseguir locación. Se habla con el dueño, y con tal de que lo dejen estar presente en la grabación, acepta gustoso.

Todos los castings se graban en el departamento/oficina. Es un departamento normal. Si uno entra sin saber lo que ahí ocurre, no sospecharía que es el centro de operaciones de una productora porno, donde además se graban castings y realizan sesiones fotográficas. Hay una mesa donde se apilan un montón de papeles, en uno de ellos se lee: “en el cielo no hay sexo”; un librero lleno, en su mayoría, de libros clásicos y de historia; hay sombreros por todas partes, uno de ellos con el logotipo de Bandamax; fotos familiares ocupando librero, estantes y diversos muebles; un gato negro con blanco que se pasea tranquilamente. De un cuarto sale Julia, la encargada de las labores domésticas, cargando un bulto de ropa del que destaca una cantidad importante de brassieres. Conoce a Héctor de muchos años y está más que acostumbrada a su estilo de vida. Reyes ha tenido otras empleadas, pero después de un día de trabajo, jamás regresan.

Una vez que está todo listo, Héctor está más relajado. Habla del partido y pronostica la derrota de la selección mexicana. Rechaza la pizza que acaban de traer y por fin enciende el cigarro.

Busca condones para la grabación. En el departamento nunca pueden faltar los condones, ya que en todas las películas de Tupornmex se usa preservativo. Héctor pretende generar conciencia y dar aunque sea un poco de educación sexual. Además del uso del condón, en cada película hay un mensaje en contra de la trata de personas, pornografía infantil, abuso sexual, etcétera.

En la sala está sentada Miss Cerezo, modelo erótica y uno de las tres empleadas fijas de Tupornmex. Ayuda a Héctor con las producciones y se encarga de gestionar algunos proyectos alternos. También está su novio, quien ayuda con la iluminación y fotografía. Ocupando la esquina del sillón está Loko Billy, tatuador, barbero y estilista de 25 años. Es la primera vez que está en las oficinas y se muestra muy entusiasmado. Sonríe y se frota las palmas ocasionalmente. Es amigo de Miss Cerezo y también hará casting (es el actor de respaldo en caso de que el primero tenga complicaciones). Se considera un fanático del porno y sueña con estar dentro del negocio. Le pidió a Miss Cerezo que lo ayudara a entrar, ya fuera sosteniendo cables o el micrófono, no importaba haciendo qué, él sólo pedía una oportunidad. Cuando ella le avisó del casting, no dudó ni un momento en probar suerte.

Por fin llega la aspirante. Delgada. Cabello lacio. Lleva un vestido gris que le llega a medio muslo y zapatos negros de tacón. Se nota nerviosa y además de su novio, nadie más sabe que hará casting para convertirse en actriz porno. Su novio la trajo; en el camino, estaba tan nerviosa que pensaba ya no seguir adelante. La llamada de Héctor para confirmar su presencia fue lo que la animó a decidirse. La interpretó como una señal. Tiene 19 años, cursa el tercer semestre de una carrera universitaria, y no quiere que se use su verdadero nombre. No le preocupa que se enteren sus compañeros de escuela y demás conocidos, pero no quiere que se enteren sus padres y hermana. Así que elige el nombre de Geovanna. Sugiere que ese sea su nombre como actriz. A Héctor parece gustarle, pero aun habrá que pensarlo un poco. Reyes ha dado nombres de guerra a muchos actores y actrices, entre los que destaca con orgullo a Pepe Metecañas y Pepe Siempreduro.

Geovanna siempre fue muy inquieta sexualmente. Cuando tenía unos 10 años y se quedaba sola en casa, se desnudaba y paseaba por ahí con las ventanas abiertas para que sus vecinos la vieran. Desde pequeña tenía la fantasía de ser actriz porno y ahora está por cumplirla. Con su novio se grababa teniendo sexo, pero no tenía mucho chiste para ella porque nadie la veía. Un día le comentó a su novio “hay que mandar unas fotos para un casting porno”, investigaron en internet, y encontraron a Héctor Reyes. Su novio le tomó las fotos y las mandó. Jamás creyó que la llamarían. No piensa dedicarse por completo al porno, ni pretende vivir de ello. Sólo quiere hacerlo un tiempo y vivir la experiencia. Lo ve como algo que complementa su vida. Algo que le gusta y un sueño por cumplir.

Ahora está sentada en la mesa frente a Héctor, comentando cómo será la grabación y cuál es la historia de la escena. Él le pide su identificación y una copia. Las revisa, regresa la original y se queda la copia. En México no existen leyes que regulen la pornografía. Las únicas dos condiciones son que se realice entre mayores de edad y de manera consensuada. Nada más. Algo que a Reyes no le gusta, por lo que ha buscado la manera de que existan leyes al respecto. Pretende que el porno sea visible en el país, que se sepa que las cosas se hacen bien. Que la industria sea tan respetable como en otros países.

—Quiero dignificar el porno mexicano.

Es la segunda vez que Geovanna está frente a Héctor. La primera fue la entrevista previa al casting. Geovanna estaba muy nerviosa aquella vez, temía lo que Héctor pudiera pensar de ella. Pero la ha tratado bien y se siente en confianza. Reyes le sugiere que lleve las uñas pintadas, dice que es indispensable. Mira su reloj de Mickey Mouse y dice que es hora de empezar.

Del otro lado, Alejandro suspira y observa con ojos vidriosos a Geovanna. Alejandro es otro de los empleados de planta de Tupornmex y hoy también hará casting. Lleva dos meses trabajando aquí. Es ingeniero en sistemas y se encarga de la producción y publicidad. No pretende convertirse en actor. Prefiere ver que actuar. Héctor sugirió que lo intentara y no rechazó la oportunidad. Tiene 21años, pero luce mucho más chico. Se lo comento y enseguida me muestra su identificación.

Todo está listo para grabar. Alejandro se lavó los dientes. Geovanna ahora lleva una playera de la selección mexicana, los zapatos negros de tacón y el maquillaje que Miss Cerezo le ayudó a ponerse. La escena se hará en un cuarto que está al fondo. Han puesto una laptop sobre unas sillas para ver la transmisión del partido.

Se podría decir que Héctor es un conservador en lo que a pornografía se refiere. Aunque no lo asustan los géneros más fuertes y violentos, él prefiere que haya besos, buen sexo, y que se note que lo están disfrutando. Una de las razones por las que quiso hacer porno es porque no le gustaban las películas estadounidenses: las escenas sobreactuadas, parece que nadie lo disfruta, y el idioma diferente. Era algo totalmente ajeno a él.

—Quería hacer un porno que reflejara el México actual.

Considera su porno femenino. Dice que la mujer es lo más importante en sus películas.

—La mujer pone las pautas. Que la chava esté feliz es lo que busco en mi empresa.

Reyes no permite que se digan groserías a menos que la mujer así lo pida. Tampoco hay golpes ni escupitajos ni nada parecido. Antes de la escena, deja que los actores hablen, que se conozcan un poco y sepan qué es lo que les gusta. Qué les prende.

Todos están en la sala. Loko Billy, con una sonrisa enorme que convierte sus ojos en apenas dos líneas, pregunta a Geovanna qué le gusta. Ella está sonriente y responde tranquila. Dice que le gusta que la vean, hacer sexo oral, besos en las nalgas, los gemidos del hombre y que la manejen en la cama. Miss Cerezo, con una sonrisa, comenta que es bien coqueta. Alejandro permanece en silencio. Héctor le dice a Geovanna que va a pervertir a su amigo. Pide que se relajen y lo disfruten.

—La idea es echarse un palo.

Antes de comenzar la grabación, Alejandro y Geovanna platican en el cuarto en el que pronto tendrán sexo. Aunque ambos se esfuerzan por actuar con naturalidad, se nota el nerviosismo. Hay temblor en sus voces. Yo estoy en un rincón escuchándolos y pronto se olvidan que estoy ahí. Me siento un intruso en un momento íntimo. Si no fuera porque pronto estarán desnudos uno encima del otro, parecería una plática en la que dos personas que se gustan tratan de conocerse.

En el cuarto hay dos sillas. Una sostiene la laptop. En el otro extremo, en el suelo, pufs y cojines de gran tamaño. Juntos abarcan la medida aproximada de una cama individual. También hay una mesa, un globo terráqueo, una muñeca. En un sillón pequeño junto a los pufs, dos rebanadas de pizza y un vaso de refresco de naranja para dar realismo a la escena. Para iluminar, una lámpara en un rincón. Yo estoy de pie detrás de la lámpara, con la espalda recargada en la pared. No es un cuarto muy grande, por lo que si salgo de mi pequeño espacio, puedo tapar la luz o estorbar a Héctor mientras se mueve con la cámara.

Loko Billy entra emocionado. Aún no es su turno y regresa a la sala. Llega Héctor con la cámara y unos audífonos puestos. Su cara se ha vuelto más seria. Da algunas instrucciones a Geovanna, quien pregunta si hará una escena con los dos. Héctor le explica que sólo si falla el primero. Comienza la escena.

Geovanna ve el partido masturbándose. Héctor mueve la cámara de aquí para allá. Hace tomas de diferentes ángulos. Se nota que no es ningún novato. Alejandro toca la puerta.

—Pasa mi amor.

Geovanna ríe nerviosa y dice que no se le da ser sexy. El director pide que se diviertan. Que lo disfruten.

Alejandro entra. Va bien vestido. Camisa, saco y corbata. Pantalón negro y zapatos. Desde mi esquina noto sus nervios y mentalmente le deseo suerte. Se sienta junto a Geovanna y se besan. Ella hace su tanga a un lado y se toca. Él la toca con manos trémulas.

—¿Te lavaste las manos antes?

—Sí.

De la calle, se cuela el ruido de los autos pasando a toda velocidad. Se escucha el ruido de ambulancias mientras Alejandro se desnuda. Mientras se tocan y besan. Continúa el torpe toqueteo. Dan más la impresión de dos adolescentes nerviosos teniendo sexo por primera vez que de dos actores porno. Se desnudan por completo. Ella conserva los zapatos. Geovanna lo masturba, lo toca y le hace sexo oral, pero el nerviosismo impide una buena erección. Él está sorprendido de que ella ya esté excitada y lubricada.

—Yo ya estoy prendida.

La cara de Héctor es de una seriedad inquietante. Todos sus músculos faciales están tensos. En su cuello, una vena palpita visiblemente. Los labios ligeramente abiertos. Me pasa el vaso de refresco y lo pongo en el piso tratando de no hacer ningún ruido. Después se coloca en cuclillas junto a ellos. Su tensión facial disminuye.

—Hagan más. Si no agarra chichi no se le para a uno. Hay que fajar bien ¡Caliéntense!

Alejandro, más motivado, continúa con las caricias. La cara de Geovanna adquiere un tono rojo. Son dos cuerpos delgados y depilados girando en los cojines, jadeando, descubriendo nuevamente sus cuerpos mientras son grabados. Otra vez tengo la sensación de de ser un intruso en un momento privado. Incluso Héctor parece parte de ellos. Una que los observa a través de la cámara, que se mueve a su ritmo. El ruido de la calle ha disminuido y apenas se oyen unos gemidos sofocados. El director interviene:

—No es una película de mudos ¡Fajen!

Van más rápido. Más besos. Más caricias. Más movimientos de cámara. Más jadeos. Les cuesta trabajo abrir el condón. Héctor interrumpe la grabación y lo abre. La escena sigue. Geovanna levanta las piernas para ser penetrada. El director, pegado a su cámara, busca mejores ángulos, se mueve por todo el cuarto. Del suelo levanta la ropa y unas monedas. Las coloca en una silla. Quita el plato con las rebanadas de pizza y me lo pasa. Me preocupa la continuidad de la escena.

Alejandro embiste con más fuerza. Geovanna lo abraza y le dice cosas al oído que no se alcanzan a escuchar. Alejandro termina. Se pone en cuclillas y de sus labios brota un tenue “chale”. La cara de Héctor se relaja y brinda apoyo al actor.

—Está bien, no hay bronca. No te preocupes. Quedó bien.

El director explica cómo terminará la escena: llaman por teléfono a Alejandro y tiene que regresar al trabajo; Geovanna le pide que se quede pero su partida es inevitable; ella llama a un amigo para que termine lo que comenzó Alejandro. Héctor hace sonidos de teléfono. Ring Ring. Geovanna sugiere que le dé un beso y una nalgada antes de irse.

—Me encanta cómo improvisan mis actores.

Alejandro se pone la ropa. Se ve decepcionado.

Héctor está en cuclillas motivando a los actores. Parece contento con la escena. Dice que le quedó “de pelos”. Pregunta a Geovanna cómo se está sintiendo.

—Los cojines son incómodos.

Alejandro también expresa su molestia con los cojines. Héctor explica cómo pueden hacerlo sin lastimarse. Hace una muestra él mismo: se hinca sobre los cojines y comienza a menear la cadera. Queda bastante claro.

Se preparan para la escena con Loko Billy. Alejandro sale del cuarto. Geovanna toma su teléfono y manda mensajes a su novio reportando que toda va bien. LB espera afuera, ansioso, lleno de energía. Recuerda a esos boxeadores que antes de una pelea se mueven de un lado a otro soltando golpes al aire.

El director sale del cuarto. Miss Cerezo llega a apoyar a la actriz y ver cómo está. Geovanna dice que bien aunque no le encantó el sexo con Alejandro. LB entra a toda velocidad y se planta frente a Geovanna.

—No chupes demasiado el glande. Lo tengo muy sensible.

Héctor aparece a tiempo para escuchar la aclaración de LB y soltar una carcajada.

—Nunca había escuchado eso. Un actor pidiendo que no le chupen mucho el glande.

Todos reímos y LB sale del cuarto más ansioso que antes. Héctor cambia de cámara porque la pila se está terminando. Mientras prepara la cámara platica con Geovanna, le dice que lo está haciendo perfecto, pero que le suba dos rayitas.

El director comenta con Geovanna los detalles de la escena. Ella se siente cómoda. Está sorprendida de que sea tan profesional.

—Todo mundo pensaría que porque haces porno eres un depravado.

Miss Cerezo regresa a la sala. Loko Billy se queda en la puerta esperando la señal para tocar, entrar, y cumplir su sueño. Está confiado y sonriente. Reyes pide silencio.

—Tres, dos, uno, acción.

LB toca la puerta. Entra y besa a Geovanna. La acaricia, la manosea. Se ven un poco torpes al principio, pero pronto adquieren confianza. Hay química entre ellos. Él se desnuda todo excepto los calcetines con la bandera de Estados Unidos. Tiene tatuajes en el pecho, brazos, y cara: una rata, calaveras, el Pájaro Loco, Marilyn Monroe, flores, aves, anclas…

Tienen ese comportamiento frío y mecánico típico del porno. Se acarician y hacen sexo oral mutuamente. Héctor los sigue con la cámara. Se mueve por todo el cuarto. Yo quito la otra cámara de la silla por temor a que se caiga. De nuevo hay problemas con el condón. Loko Billy no se lo puede poner. Héctor voltea a verme con una sonrisa de incredulidad y dice en voz baja:

—No se lo sabe ni poner.

Me muestra la cámara. Se lee un aviso: “grabación terminando”. Me explica que se ha sobrecalentado.

Durante varios minutos, LB penetra a Geovanna. Pierde la erección pero no la energía. La sigue besando y tocando. Le hace sexo oral. Trata de recuperar la erección masturbándose. Voltea a Geovanna y la coloca en cuatro puntos. Le da nalgadas mientras lame con furia. Está decidido a conseguir la erección.

—Esto es auditivo, haz como las putas. Así excitan a sus clientes para que terminen rápido. Por eso sus frases de “qué rico papi, me encanta…”

Por fin, LB alcanza la anhelada erección. Penetra a Geovanna y la nalguea. Aprieta su cintura y la embiste con fuerza. El partido sigue en la computadora, apenas audible y opacado por los suspiros y jadeos. El director pide a LB que termine. Él se apresura y aumenta el ritmo. Reyes, mientras graba, niega con la cabeza en varias ocasiones.

—No vas a terminar.

Pide hacer una toma falsa: que Loko Billy continúe y finja su orgasmo. LB sigue moviendo la cadera. Es un animal furioso. Se ve presionado. Preocupado. Por su mente desfilan todas sus conquistas sexuales. Hace un repaso mental por el mejor sexo que ha tenido. Todo en vano.

—Es que no siento con condón.

—Es lo que me he dado cuenta de esta juventud. No saben ni ponérselo, no les gusta usarlo.

La ansiedad de Loko Billy es notable. Lo intenta pero tiene que fingir. Héctor lo toma con calma.

—Yo conozco los pitos. Tienen que pararse cuando yo diga y terminar cuando diga. Me doy cuenta cuando el actor no va a terminar.

LB se pone la ropa en silencio. Abatido. Héctor está conforme con el desempeño de la actriz

—Eres la come hombres. Nadie te llena.

Para cerrar, Geovanna despide a Loko Billy. Sigue excitada, toma su celular y con voz provocadora, dice:

—El que sigue.

Sus ojos vuelven al partido que ha sido ignorado todo el tiempo. Se masturba y acaba la escena.

—¡Corte!

Todos aplaudimos. El director baja la cámara. LB sale deprisa. El director felicita a Geovanna. Le repite que es la come hombres.

Afuera, quieren saber qué tal estuvo la escena, cómo se sintió Geovanna. Ella va de un lado a otro respondiendo que bien. Trae el celular en la mano y no para de mandar mensajes. Entra al baño y tarda un rato en salir. Mientras, Loko Billy está sentado en el balcón, mirando a la calle con el rostro desencajado. Se siente triste. Todos lo rodeamos y le decimos que es normal, que no se preocupe. Ya tendrá oportunidad para demostrar que puede hacerlo. Trata de justificarse, y junto con Alejandro, enumeran aspectos negativos de Geovanna que quizá afectaron el rendimiento de ambos. Ella sale del baño y Héctor la llama en privado. Comentan la experiencia, esperan estar en contacto para grabar una escena en forma. Sólo a ella le pagan por el casting. A los hombres se les paga únicamente por la escena en forma que se sube al sitio web, y ganan mucho menos que las actrices. No hay ninguna queja por ello.

Quiero hablar con Geovanna para que me cuente más sobre cómo se sintió. Apenas termina de hablar con Héctor, sale a toda velocidad del departamento. Reyes le dice a LB que lo hizo bien. Le llamará para otro casting.

Después de relajarse por completo y fumar un Pall Mall, el pornógrafo despacha a quienes no tengan una función concreta que cumplir. Tiene montones de trabajo y necesita concentrarse. El crecimiento de Tupornmex es lento pero constante. Tiene una lista de espera de más de 40 aspirantes mujeres y un sinnúmero de hombres. Su prioridad en este momento, es arreglar todo para asistir al AVN Adult Entreteinment Expo 2018 en las Vegas. Su objetivo, además de dar a conocer su empresa, es mostrar que en México también hay una industria que puede estar a la altura. Acercarse un paso más a su meta en la vida.

En sus 14 años haciendo porno, ha visto ir y venir personas que también lo han intentado. La mayoría tira la toalla al ver que no es nada sencillo. Y a pesar de que en la industria también hay celos, deudas, traiciones, escándalos, protagonismos…, Reyes se aferra a permanecer en ella. A que su nombre sea reconocido. Él quiere hacer historia.

Desde muy joven, su meta en la vida era ser famoso sin importar cómo. Ya fuera como deportista, político, abogado, médico, sólo ser famoso. Ahora, a veces lo reconocen en la calle, lo llaman constantemente para entrevistarlo; vive una vida de moderado glamur.

Es una curiosidad para sus vecinos con los que comparte edificio. El extravagante de su familia. El jefe buena onda. Un hombre, que igual que muchos, quiere fama. Más cercano a su meta de lo que se atreve a admitir. Es ya un referente cuando se habla de pornografía hecha en México.

 

 

 

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