¡FESTEJÓ SU SANTO SUICIDÁNDOSE FRENTE A SU MUJER Y SUS HIJOS!

Porque tenia ganas de “festejar su santo” y además estaba fuertemente desfalcado porque admitía muchos “vales” a los clientes que concurrían a la pulquería de donde era encargado, José de Jesús Rodriguez Estévez se arrancó la vida en la forma más dramática, frente a sus hijos y su mujer.

Los hechos ocurrieron en las primeras horas de la madrugada de ayer en la calle Norte 42, lote 55 número 2807 de la colonia Salvador Xochimanca, de donde fue recogido por el agente del Ministerio Público de la Delegación de Azcapotzalco, el cadáver de José de Jesús Rodriguez Estévez, de 25 años de edad.

Al presentarse el licenciado José López Román en compañía del policía número 2200 y el médico de Guardia Ramón Melero Esparza, encontraron que Jesús había muerto de un balazo que se disparó en la línea external media, a la altura de ambas tetillas.

Inmediatamente se supo cómo había ocurrido la tragedia, que dejó en la orfandad a cuatro simpáticos chiquillos. Su mujer, la ahora viuda María Dolores Miranda Aceves de Rodríguez, dijo que en la madrugada, como a las 4 horas, llegó su esposo a la casa y sacó una pistola calibre 32 que tenía guardada en un ropero. Comenzó a disparar el arma al aire, diciéndole a ella: “Tengo ganas de festejar mi santo que es hoy… y lo único que siento son mis hijos…” Las niñas María Guadalupe, Isabel y Enriqueta para entonces hablan despertado y se levantaron de su camita espantadas por los truenos de la pistola que disparaba su padre.

Su esposa, que está por traer al mundo a un cuarto huérfano, también estaba atemorizada. Después de haber disparado tres o cuatro balazos, Jesús volteó el arma hacia sí, y jalando del gatillo, se disparó en el corazón cayendo sin sentido.

También declaró en la delegación la madre del occiso, señora Enriqueta Estévez viuda de Rodríguez, quien dijo que su hijo era encargado de la pulquería ubicada en la calle de Begonias 47, llamada “Las Jicaritas”, y que con tal motivo estaba completamente desfalcado, pues todos los clientes le firmaban “vales” y nunca le pagaban.

Durante la noche anterior a los hechos, había corrido una parranda con varios amigos y tomaron muchas copas que lo hicieron perder la cordura.

Nota publicada el 2 de junio de 1951 en Novedades.

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