Gustavo García Gómez, velador de una maderería ubicada en la calle de Beethoven número 83, de la Colonia Peralvillo, vió pasar a una chica de nombre Irma Mejía Vargas, y en su borrachera supuso que ella era la mujer ideal. Sólo que Irma iba acompañada de su novio, Ángel García Hernández, quien salió en defensa de su novia, dando pábulo a un encuentro reñido en el que el velador sacó la peor parte. Este, iracundo, se llegó a la maderería donde trabaja, y sacó una pistola calibre .38, con la que balaceó a su más joven antagonista hiriéndolo en ambas piernas.
Seis agentes de la Policía Judicial del Distrito llegaron en el momento, solicitados por el novio, quien tuvo tiempo de arrastrarse hasta una caseta telefónica. Los representantes de la justicia fueron recibidos a tiros por el velador quien parapetado detrás de unas pilas de madera abrió fuego contra los agentes.
Se le agotó la carga de su pistola marca Llama y pudo ser capturado. Los agentes lo subieron al auto policiaco y durante el trayecto, precisamente frente al Cine Teresa de la Avenida San Juan de Letrán, el velador, aprovechando un alto en el tránsito, rompió la puerta del vehículo de un fuerte empellón y pretendió huir.
Nuevamente fué capturado y esta vez la policía sí pudo sujetarlo hasta llegar a la Procuraduría, donde está detenido y bastante arrepentido.
Publicada originalmente en el 6 de abril de 1965 en La Prensa.