Dos agraciadas jóvenes trataron de suicidarse por decepciones amorosas pero sólo consiguieron causarse lesiones graves. La primera se arrojó desde una azotea, y la segunda tomó barbitúricos.
Ambas fueron atendidas oportunamente por la Cruz Roja y aunque su estado es sumamente delicado hay todavía algunas esperanzas de que sobrevivan. Ahora se encuentran en el Hospital Juárez.
De las calles de Xola número 624 una ambulancia de la Cruz Roja recogió a María Martínez Lugo de 19 años, quien presentaba múltiples fracturas y síntomas de conmoción cerebral. Después de las primeras curaciones declaró ante el Ministerio Público que tiene su domicilio en las calles de División del Norte número 1020 y trabaja como recamarera en la dirección de la cual fue recogida. Por un disgusto con su novio Mario Molina, quien le dijo que ya no la quería más, María subió a la azotea del edificio –seis metros de altura sobre el nivel de la calle- y, sin más, se arrojó al vacío.
Un caso semejante es el de Rosa Alva Corza, de 23 años, a quien los ambulantes levantaron de las calles de Habana número 115. Debido al gravísimo estado de intoxicación en que se encontraba, no pudo rendir declaración. Pero unos parientes indicaron que Rosa andaba en líos románticos con un individuo, y por ello decidió envenenarse con barbitúricos.
Publicada originalmente el 23 de octubre de 1954 en La Prensa.
