La señora Ema Hurtado, viuda de Diego Rivera, desmintió ayer en forma terminante, la publicación aparecida en un semanario capitalino, que asegura que su finado esposo, el extinto muralista, dejó una cláusula testamentaria diciendo que deseaba que su cadáver fuera incinerado, o enterrado en la pirámide de San Pablo Tepetlapa.
Por medio de una misiva dirigida a la Dirección de NOVEDADES, la señora Hurtado viuda de Rivera asegura que “como viuda legítima, a mi me consta que no dejó ninguna cláusula testamentaria al respecto; pues yo jamás hubiera contrariado sus deseos”.
Continúa refiriendo que dos años antes de morir, Diego Rivera firmó una escritura con el Banco de México, haciendo una donación completa del museo de San Pablo Tepetlapa y de todas sus colecciones; y por lo tanto es falso que él hubiera dejado dicho que quería ser inhumado ahí, o incinerado. A mi me consta todo esto, porque yo lo acompañé a firmar esa escritura y porque yo también formo parte de ese patronato.
Publicada originalmente el 10 de diciembre de 1960 en Novedades.
