En plena iglesia la policía apresó al que mató en una riña a su rival con el puñal
“Acúsome, padre, de que acabo de dar muerte a un individuo”, dijo Nicolás Gutiérrez Hernández a un sacerdote de un seminario, ubicado en la colonia Tlacoligia, pocos minutos después de haber matado a Rogelio García Sánchez, en la esquina de Totonacas y Navajos.
“Entrégate, hijo”, replicó el cura. Nicolás no tuvo necesidad de hacerlo, porque cuando terminaba su confesión, lo detuvieron unos policías.
Nicolás había ido a escuchar misa a las doce de la noche del domingo último, en la iglesia de la colonia Tlacoligia. A los 30 minutos de la madrugada de ayer, después de salir del templo caminaba por una calle cercana, cuando lo injuriaron unos individuos Claro está que Nicolás les replicó. Uno de ellos, Rogelio García Sánchez, siguió insultándolo y tomó la riña como cosa personal, cuando Nicolás le respondió en igual forma. Rogelio sacó una “punta” y con ella atacó a su rival. Ambos hombres lucharon hasta que Nicolás consiguió desarmar al otro y con su misma arma le infirió tres heridas en el tórax, causándole una muerte casi instantánea. Al ver que su compañero se moría, los otros se lanzaron contra Nicolás, que se vio precisado a huir, apedreándolo. Gutiérriez Hernández buscó refugió en un seminario, en donde confesó a un sacerdote lo que acababa de hacer. Allí mismo fue aprehendido.
Cuando los agentes de la Policía Judicial del Distrito llegaron al lugar de los hechos, encontraron muerto a Rogelio, en posición de decúbito dorsal.
Nos contó Rosendo Mendoza Espinosa, de 26 años de edad, con domicilio en Yaquis número 26, colonia Tlacoligia, primo hermano de Rogelio. “Llegué, porque alguien me aviso, al lugar en donde fue asesinado Rogelio cinco minutos después de que recibiera las puñaladas; pero a tiempo para ver huir a su matador, que era perseguido a pedradas por varios hombres. Vi que entró al seminario y di aviso a la policía”.
Nicolás, soltero, de 24 años de edad, campesino, nos dijo: “Soy oriundo de Las Fuentes de Metepec, Estado de México. A las 24 horas del domingo fui a la iglesia de Tlacoligia para oír misa, porque soy devoto de la Virgen de Guadalupe. Al salir me topé con algunos hombres que bebían café con alcohol. Estaban tan borrachos que insultaban a quienes acertaban a pasar, Me injuriaron. El ahora muerto se me echó encima con una “punta”; lo desarmé y con su propia arma lo herí…
Publicada originalmente el 17 de diciembre de 1960 en Novedades.