Antonio Bravo Vaca, de 24 años de edad, culpable de la adulteración de chicles “Adams” fué enviado ayer a la guardia de agentes de la policía judicial del Distrito.
Formuló la acusación el señor J. Sánchez Guzmán, ayudante del gerente de la negociación, en la quinta oficina investigadora del Ministerio Público. Explicó que desde hace una o dos semanas, las calles del primer cuadro de la ciudad y los alrededores de la Ciudad de los Deportes, han sido invadidos por niños que ofrecen en venta chicles con picante.
Como ello va en detrimento del prestigio de la negociación, pidieron a la Jefatura de Policía que hiciera una pesquisa sobre el particular, para saber quién es responsable, y los detectives aprehendieron a Bravo Vaca, quien vivía en un hotel de las calles de Incas. Los vendedores acudían en su busca para conseguir el producto.
Cuando Bravo Vaca fue interrogado, admitió haber adulterado los chicles, pero dijo que lo único que les ha hecho ha sido darles un baño con chile piquín disuelto en alcohol.
Denunció que un individuo llamado Chucho y una mujer apodada “La Tostada”, también hacen la adulteración, pero en lugar de chile le ponen a los chicles un ácido desconocido, que daña la salud.
Admitió Bravo Vaca haberles puesto a los chicles una capa de purgante, para dar bromas.
Publicada originalmente el 5 de noviembre de 1952 en Excélsior.